Con un contexto mundial desfavorable, los Kirchner siguen empeñados en luchar contra las leyes económicas. El resultado no puede ser bueno.
El modelo económico de Néstor Kirchner agoniza. Los datos son elocuentes. La política de mantener pisadas las tarifas de los servicios públicos se acabó y un nuevo “Rodrigazo” ha comenzado. Los incrementos de tarifas han sido salvajes porque no hay caja suficiente para mantener la ficción. Falta que, en poco tiempo más, se les agregue el dólar y los salarios, entrando en la tradicional carrera de precios, tarifas y tipo de cambio. Segundo elemento. Cristina, haciendo gala, una vez más, de su desconocimiento de la economía, a pesar de hablar como si supiera, le ruega a la gente que consuma, porque si no consume se quedará sin trabajo. Cristina y Néstor desconocen la ley de Say que dice que la oferta crea su propia demanda. Primero tengo que producir algo para generar ingresos y con esos ingresos demandar. Ella y su esposo creen que la gente puede consumir más en momentos en que la economía produce cada vez menos. Y si la economía produce cada vez menos, hay menos ingreso disponible. Si hay menos ingreso disponible el consumo cae. Si a esto se le agrega que el escaso ingreso de la gente ha disminuido por la inflación, los tarifazos, el menor nivel de ocupación y el miedo al futuro que crearon los K, es inevitable que caiga el consumo. Una vez más, en su mundo de fantasía, el matrimonio pretende luchar contra las leyes económicas, que no dependen de decretos de necesidad de urgencia ni de discursos vacíos de contenidos lanzados desde el atril, ante un conjunto de extras que semanalmente acuden a la Quinta de Olivos a aplaudir y festejar la ignorancia que domina al gobierno. El tercer elemento es el agotamiento de la caja que les permitió construir su poder político. La recaudación crece cada vez menos y ya no hay tanta plata para repartir. Ahora se limitan a inaugurar obras en el conurbano bonaerense, el último refugio político de Néstor. Tan escasos están de recursos que el día que un avión tuvo que acuatizar en el río Hudson, todos los canales de noticias seguían el tema. Solo un canal oficialista ponía al aire como Cristina, junto a Néstor, hacia un despliegue de utilería para anunciar una planta de tratamiento de aguas, digamos una especie de gran cloaca. Mujeres especialmente elegidas le cantaban loas a Cristina, diciéndole lo buena que era, la fuerza que tenía y demás elogios del gobierno de los K, como si el matrimonio hubiese puesto la plata de su bolsillo para hacer la obra (¿estará hecha o será otro anuncio de obras inconclusas?). En acto sin autoestima personal, los dos se mostraban como los grandes benefactores de la sociedad. Confieso que, al ver ese show político, me daba vergüenza ajena. Por el matrimonio, que parece haber perdido por completo el más mínimo sentido del pudor, y por el canal oficialista que transmitía semejante cosa. Cuatro elemento. El modelo K era el de sustitución de importaciones por el cual la industria manufacturera tenía que liderar el crecimiento. Antes de seguir con este punto me apuro a aclarar. No tengo nada contra la industria manufacturera, al contrario, me parece perfecto su crecimiento, pero basado en la competencia, la inversión y el riesgo empresarial. Lo cierto es que una parte del sector, que tanto apoyo le dio al modelo K, ahora está agonizando y la semana pasada cerraron plantas metalúrgicas y se suspendieron obras. Sin que se lo tomen a mal y usando el mismo tipo de argumento que utilizó Néstor en su primer viaje a España, cuando le dijo a los empresarios de ese país: ¿quién los asesoró en los 90? ¿No sabían que el modelo era inviable? Lo mismo diría ahora. ¿Quién los asesoró desde el 2003? ¿No sabían que el modelo era inviable por su artificialidad e inconsistencia? Resulta que ahora, productores agropecuarios, trabajadores de la construcción y de la industria metalúrgica se juntaron para cortar una ruta y protestar por la situación económica. ¡Y lo que queda para los meses que vienen! El quinto elemento es la situación catastrófica del campo. Con precios que ya no son tan atractivos, con el tipo de cambio real totalmente licuado e impuestos a las exportaciones récord, ahora tiene que afrontar una sequía histórica. Néstor no podía ignorar el tema, pero tampoco quería solucionarle el problema a un sector que odia porque se le plantó frente a su autoritarismo, logrando el apoyo de amplios sectores de la sociedad. El resultado es que, ese sector al que odia, fue el que le aportó buena parte de los recursos durante todos estos años para que manejara la caja y construyera su poder. Ahora ese sector está en crisis por las políticas de Néstor y por algo que nadie controla: el tiempo. Lo cierto es que, en su ceguera, destruyó al sector que le aportó plata y votos en el 2007. Se lo puso en contra y ahora no puede seguir financiando su proyecto hegemónico con impuestos salvajes. Sexto elemento. Como resultado de su desprecio por la propiedad privada, luego de confiscar los ahorros de la gente, Néstor terminó de destruir lo poco que quedaba del mercado de capitales, y ya no hay créditos para el consumo. Lo de los autos es un chiste de mal gusto y los pocos préstamos personales que figuran en los sitios de los bancos son a tasas disparatadas cuando uno mira el Costo Financiero Total. Hoy Argentina es, desde el punto de vista social, una bomba de tiempo. Desde el punto de vista económico y un descalabro y en lo político se observa un éxodo de ex kirchneristas que por convicción o por conveniencia, al ver que el barco se hunde, no quieren saber nada de estar cerca de los Kirchner. Políticamente pasaron a ser un pelotazo en contra. Hitler tuvo su momento de gloria y, cuando ya enfrentaba cara a cara la derrota y la destrucción de Alemania, se negó a reconocer su delirio y sostuvo que el pueblo alemán tenía que sufrir la derrota por no haber luchado todo lo que tenía que luchar para construir el nacionalsocialismo. El pueblo tenía que pagar. Pareciera ser que en Argentina tendremos que asumir una situación similar. El matrimonio seguirá considerando que ellos iban a construir la gloria de la Argentina, pero el mundo y la gente no los acompañó en su glorioso proyecto. Por eso tendrá que pagar el costo de una mayor destrucción. Antes de terminar su mandato intentarán que no quede piedra sobre piedra en la Argentina. Cuide su patrimonio. Esta gente no tiene límites y se les acabó la suerte.
Reactivación de demanda versus desinflación
Hace 1 mes
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