domingo, 7 de junio de 2009

Política fiscal en América latina. Por Nadín Argañaraz

(Nota publicada en La Nación - Domingo 7/06/2009)
En estas líneas se presenta un análisis comparativo simple de los principales lineamientos de política fiscal que están llevando adelante la Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos en estos momentos, poniendo énfasis en la evolución que están teniendo los ingresos fiscales.
La política anticíclica frente a la crisis.
Las autoridades económicas de un país tienen la posibilidad de contribuir al aumento de la demanda de bienes y servicios de una economía por dos vías. Por un lado, reducir la presión tributaria legal y aumentar el ingreso disponible de los agentes económicos. Por otro, aumentar el gasto público, que acrecienta la absorción interna, por ejemplo a través de más dinero en manos de los empleados públicos y jubilados y/o más inversiones públicas.
El caso chileno. A principios de 2009 el Senado de Chile aprobó un paquete de medidas por más de US$ 4000 millones, que representaba el 2,8% del PBI. El plan incluye rebajas tributarias transitorias y otros estímulos a la inversión. La financiación de estas políticas anticíclicas está en gran parte contemplada y asegurada por la regla fiscal instaurada en 2001, por medio de la cual en los recientes años de boom económico y de precios de las commodities , el país fijó un superávit estructural del 1% del PBI (posteriormente rebajada), y con los excedentes conformó el Fondo de Estabilización Económica y Social, que acumuló US$ 20.210 millones a diciembre de 2008.
La realidad de los ingresos fiscales del gobierno chileno en el primer trimestre de 2009 fue que bajaron un 28,8% en moneda real, con fuertes caídas en los rubros relacionados a la minería (-83,7%). La caída en términos de PBI se tiene que se aproximó a 2,4 puntos porcentuales.
Teniendo en cuenta la reducción de ingresos junto con la expansión de los gastos, Chile revertiría el superávit fiscal de 2008 (5,7% del PBI), proyectándose un déficit de 2,9% de su PBI para el corriente año.
El caso brasileño.
Brasil anunció rebajas tributarias para aumentar el consumo, como los cambios a las tablas del impuesto a la renta beneficiando a la clase media. También la reducción a la mitad del impuesto a ciertas operaciones de crédito y el diferimiento de impuestos federales y estaduales.
Se puso en marcha un Programa de Aceleración del Crecimiento a través de líneas de crédito e inversión pública, que se financia con el Fondo Soberano de Brasil, una especie de fondo anticíclico creado en diciembre de 2008 por US$ 6720 millones, equivalente al 0,5% de su PBI.
En el primer cuatrimestre del 2009 el gobierno registró una caída interanual del 1,7% en sus ingresos. En términos de PBI, la reducción fue del orden de 1,5 puntos porcentuales.
A lo largo del año es factible que el gobierno vea reducido el superávit primario anual en alrededor de un punto porcentual de su PBI.
El caso estadounidense.
Estados Unidos lanzó un paquete de medidas que implicaría que su ratio déficit fiscal/PBI más que se duplicaría este año, y llegaría al 13,6%, según el último World Economic Outlook de la OCDE. El plan de estímulo y rescate financiero de la administración Obama incluye recortes de impuestos y gastos directos cuyo costo fiscal puede significar cinco puntos porcentuales del PBI. La caída de los ingresos fiscales del primer trimestre de 2009 en relación con los primeros tres meses de 2008 fue del 8,2%. En relación con el PBI, la reducción se aproximaría a los 2,3 puntos porcentuales.
El caso argentino.
El caso argentino se inscribe en líneas generales dentro de la situación de freno en la actividad económica real que vive el resto de países. Pero los ingresos fiscales, si bien muestran una fuerte desaceleración respecto del año anterior, aún crecen en términos nominales (12,3% en el primer cuatrimestre). Si la comparación se hace con el PBI, se observa que crecieron casi marginalmente, cerca del 0,1% del PBI.
Como el lector seguramente se lo estará preguntando, sin la consideración de los aportes personales de las ex AFJP y de los reembolsos de IVA demorados, los ingresos fiscales del gobierno hubieran crecido solamente 3%, lo que en términos de PBI implicaría una caída del orden de 1,5 puntos porcentuales.
Analizando la evolución de los últimos cuatro años, que en gran parte coincidieron con un fuerte período de expansión de la actividad y términos del intercambio favorables, se puede afirmar que el gasto público prácticamente siempre creció por encima de las variaciones de los recursos fiscales. El superávit primario se mantuvo, dado que la serie nace con un nivel de ingresos superior al de los gastos. Sin embargo, la brecha se fue cerrando, y en marzo y abril de este año ya se verificaron las primeras tasas negativas, es decir, reducciones del propio valor absoluto del superávit. En el primer cuatrimestre se tuvo un superávit primario del 1,5% del PBI, cuando en igual período de 2008 había sido del 3,5%. Por la combinación de ingresos y gastos, se puede afirmar que la caída en el superávit se explica básicamente por un crecimiento del gasto público mayor al del PBI nominal y obviamente al de los ingresos fiscales (alrededor del doble).
En la Argentina no hubo una reducción de la presión fiscal, incluso se podría decir que la alícuota del impuesto a las ganancias (35%) es una de las más altas en América latina, yendo en contraposición con la tendencia mundial hacia su disminución.
Una visión comparada. Como puede apreciarse, de estos cuatro países la Argentina es el único que no tuvo un descenso de sus ingresos fiscales. Mientras sus ingresos en términos de PBI prácticamente no variaron respecto de 2008, en los otros tres países se redujeron en promedio en 2 puntos porcentuales.
Como se lo describió anteriormente, sin los ingresos fiscales extras, la caída en nuestro país hubiera sido del orden de 1,5 puntos porcentuales, con escasa diferenciación del resto.
El rol de la inflación. Más allá de las diferentes estructuras tributarias que tienen los países y sin el objeto de ponderar la importancia relativa de los factores típicos que inciden en la recaudación de ingresos, resulta simple evaluar los comportamientos relativos de la inflación para los primeros meses del año. Se aprecia que la Argentina tuvo una inflación anual del orden del 16,2%, Chile una del 5,6%, Brasil una del 6,1% y Estados Unidos una negativa del 0,04 por ciento.
Una reflexión final. Por lo descripto anteriormente, no resulta correcto adjudicar a un diferente comportamiento de la actividad económica real las diferencias de recaudación entre países. Además de los nuevos ingresos de las ex AFJP, la inflación relativa de la Argentina algún efecto tiene en la performance de la recaudación nominal, lo cual no debería tomarse como un hecho positivo.
El autor es presidente del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf)

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