viernes, 26 de agosto de 2011

¿Más ocupación o más máquinas? Por Orlando Ferreres

Hay más de 300 proyectos de leyes laborales esperando ser aprobados por el Congreso. Además volvió, como en sus mejores momentos la industria del juicio, que no protege al trabajador sino que beneficia a los intermediarios que organizan los juicios laborales. Sin embargo, este no es el principal problema laboral del momento.

En este contexto difícil para tomar gente volvió también, como en los peores momentos de la convertibilidad, a encarecerse el precios relativo del costo laboral total (incluyendo cargas sociales) versus el costo de la maquinaria y equipo.
¿Qué preanuncia este indicador? Futuro desempleo. Es más barato comprar una máquina y reemplazar gente que aumentar el rol de personal. Por otro lado, con el atraso cambiario -pues el dólar se está usado desde 2008 como palanca antiinflacionaria- resulta que comprar equipo durable de producción es cada vez más barato, por eso es que aumenta tanto la importación y solo se frena con parches y otras restricciones cuantitativas no aceptadas por los convenios internacionales que hemos firmado, para no llegar a tener de nuevo déficit comercial.

Esto ya paso en la convertibilidad y hacia 1995 el costo laboral era muy alto en relación al costo de los bienes de capital. ¿Qué se hizo en aquella época? Desde 1996, como una forma de tratar de corregir el problema, se fueron bajando las cargas sociales, pero fue insuficiente y muchas industrias, sobre todo del interior del país, fueron muy afectadas hasta la quiebra por las importaciones baratas y los costos internos en dólares caros. Esto se acomodó con la devaluación del 2002, pero trajo un fuerte costo social evitable, un aumento de la pobreza hasta el 56% de la población.
¿Dónde estamos ahora? Peor que en 1995 y no hay visos de que puedan bajar las cargas sociales en esta oportunidad. Es más, pueden seguir aumentando, dado el cúmulo de proyectos en ese sentido presentados al Congreso.
Hay que tener en cuenta, además, que con la recesión o bajo crecimiento de Estados Unidos, de Europa y Japón, o sea del 65% del mundo, es difícil para los fabricantes vender una máquina en el mercado internacional. Por este motivo sus precios son muy estables y aun podrían bajar en dólares al mismo tiempo que los proveedores -con tal de vender algo- financian a la demanda de bienes de capital a largo plazo a tasas de 2 o 3%, lo que hace más atractivas estas inversiones. De hecho, hoy, los precios de los bienes de capital están más baratos que en los 90.
Parece que no aprendemos del pasado y volvemos a llevarnos por delante la misma piedra. Esperemos que podamos ir corrigiendo este problema sin llegar a un 2002. Ya este año vamos a tener a varias industrias del interior con problemas de costos para exportar y eso que está superbarato el costo de la energía (aunque la misma se corta para las industrias los días de frío, que este año han sido bastantes).
Si no se hace nada y se niega el problema ¿qué consecuencias podría tener? Mayor economía negra. Ya hay unos 4,5 millones de trabajadores en el mercado laboral informal, que ganan mucho menos que los que están ocupados en empresas grandes o en el estado. Estas dos últimas categorías de empleo las llamamos "economía formal". En la otra, en la economía informal, no se paga ninguna carga social ni hay salud para los trabajadores, ni jubilación, ni nada. Esto es muy malo pues aumenta la exclusión social. En los primeros años de la actual administración había ido bajando el grupo laboral informal, pero aun es mucho lo que falta por hacer y los nuevos datos preanuncian un probable retroceso.
¿Qué hay que hacer? Si el desvío de precios relativos está aumentado, como se ve en el gráfico, lo primero que hay que hacer es que algún ministerio de los que antes formaban parte del Ministerio de Economía, tome nota del problema. Puede ser el Ministerio de Industria y Comercio Exterior, o el de Comercio Interior (que sin ser ministerio se mueve con autonomía) o el Ministerio de Economía propiamente dicho, o el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca, Silvicultura y Alimentación, o el Ministerio de Infraestructura y Planificación. Alguno de ellos que estudie el problema, compruebe si es real o no el diagnostico que hacemos y proponga medidas para el rebalanceo de los precios relativos capital/trabajo que, según nuestras cifras se han desviado aun mas que en la convertibilidad.
Los salarios altos en dólares como en la convertibilidad, ¿son un problema? No, lo que es un problema es que para pagar esos salarios altos, que es lo deseable, habría que tener una productividad del 100% más alta que la real. Y para tener esa productividad tendríamos que invertir unos US$ 25.000 millones mas por año. ¿Tenemos ese dinero? Sí, pero lo usamos para subsidios a empresas o sociales, que este año llegaran a los $ 104.000 millones o sea US$ 25.000 millones. Además hay un fuga de capitales anual de aproximadamente la mitad de lo que necesitamos para esa inversión adicional. Al esquema le falta consistencia, pero los recursos están, solo que no están bien asignados o las prioridades son otras, de mirada cortoplacista.
¿Qué la solución no es fácil? Efectivamente, no es fácil, pero peor es llegar de nuevo a un 2002, o llegar a lo que les pasa hoy a Grecia, España, Portugal, Irlanda, Italia, Bélgica, Estados Unidos. Nuestra situación es mucho más manejable, pero siempre que hagamos algo en tanto el problema no crezca demasiado y eventualmente pueda descontrolarse. De la Rúa no se animó a arreglar el problema de la convertibilidad, le tuvo miedo y no lo enfrentó, lo fue postergando y así terminó. El camino de negar o postergar el problema no parece ser la solución..




No hay comentarios: