jueves, 11 de febrero de 2010

Sálvese quien pueda. Por Carlos Melconián


Dentro de una semana el proyecto para tomar reservas del Banco Central por motivos fiscales cumple dos meses. A hoy, su destino es incierto. Lo mismo vale para el presupuesto público 2010, aprobado antes e incumplible desde el mismo día que se votó.
Respecto de su tratamiento futuro en el Congreso de la Nación, hemos oído o leído durante el fin de semana pasado varias definiciones y hasta propuestas. Entre ellas:
1- Los gobernadores deben acompañar, pero también reclamar los recursos del impuesto al cheque.
2- Debe cambiar la coparticipación del impuesto al cheque y agilizarse el Fondo de ATN.
3- El Fondo no se usará para las provincias, sino será para deuda de la Nación con los acreedores.
4- Para apoyar el Fondo con el voto tendrá que haber recursos para gastos corrientes.

5- Todos estamos de acuerdo con el Fondo, el problema es si es ley o DNU.
6- Debe asegurarse la provisión de recursos frescos a las provincias en forma permanente.
7- No puede haber un cheque en blanco contra promesas vagas.
8- Hay que encontrar una fuente alternativa al uso de reservas.
Las definiciones provienen, según el caso, del Poder Ejecutivo o sus representantes, o de los provinciales o sus representantes. También de lo que se supone que es la oposición. En principio, no opinan la gente común ni probables candidatos a presidente 2011.
No es un tema menor, ya que el camino que seguramente terminará tomando la utilización de recursos del Banco Central va a tener consecuencias macroeconómicas directas de corto plazo (2010) justamente para la gente común y de mediano plazo (2012) para el próximo presidente.
Para entender las consecuencias hay que recordar el origen del problema. Las necesidades de fondos fiscales para 2010 son de $ 40.000 millones (aproximadamente, $ 20.000 millones por lo que sería déficit del Tesoro, $ 7000 millones por déficit de los fiscos provinciales ?más sus vencimientos de deuda menos lo que está acordado refinanciar por la Nación? y $ 13.000 millones por vencimientos de la deuda pública nacional en pesos por capital e intereses netos de lo que se autocobrará el sector público por títulos que tiene tras la toma de las AFJP) y US$ 6500 millones también por vencimientos de deudas del Estado, pero en dólares.
El Fondo del Bicentenario, se supone, calza con este último agujero. Como se ve, aun consiguiendo algún financiamiento externo (cada vez más difícil por cuestiones internas y externas), el tema fiscal no estará resuelto, ni en monto ni en tipo de moneda (faltan pesos más que dólares).
Por lo tanto, más allá de la aprobación del Fondo del Bicentenario, el fisco deberá nutrirse de otros proveedores de financiamiento: el sistema bancario, la Anses y además emisión monetaria lisa y llana, para la que hasta podrían necesitarse ampliaciones adicionales a las actuales vía Carta Orgánica del BCRA, para no salirse de la ley.
Una pesada carga
Aclarado conceptual y numéricamente el tema, vuelvo a los dichos y propuestas del fin de semana.
Medido "almaceneramente", y bajo el concepto de "caja única", el tema no es la redistribución del impuesto al cheque, la automaticidad del envío de fondos o si es DNU o ley.
El problema es que las necesidades de $ 40.000 millones y US$ 6500 millones no cambian. Es cierto que un gobernador o un legislador provincial quiere asegurar lo propio y que el Poder Ejecutivo, con el Fondo del Bicentenario, ha querido asegurar lo suyo, y así sucesivamente. O sea, se trata, hasta ahora, más bien de un sálvese quien pueda. Con excepciones: la gente común y el próximo presidente, que tendrán que cargar con el muerto.
Dado que lo que viene es plata del Central, sí o sí en dólares y en pesos, esta regresión ochentista de emisión más uso de reservas lleva a más inflación monetarista y devaluación para la gente común. ¿Cuánto? Más de lo que el propio "modelo" ya traía inercialmente, y dependiendo de la amortiguación cambiaria o no del real y de la soja. O sea, cuarto año consecutivo a dos dígitos, pero 2010 empezando con dos...
Por otro lado, ¿quiénes tendrán la voz cantante en la mesa de negociación del Congreso para, simultáneamente, llevar al menos al equilibrio operativo a los fiscos nacionales y provinciales a diciembre de 2011? Como se ve en los números proyectados, algo así como $ 30.000 millones ($ 20.000 millones más $ 10.000 millones), que es el monto a que han llegado los déficit operativos de Nación-provincias, de los que alguien se tendrá que hacer cargo a mediano plazo.
Es un mínimo camino de recomposición. No hay que olvidarse de que, hasta hace apenas un año, el ¡superávit! fiscal era uno de los gemelos y ancla del modelo. Aquí sólo se trata del pasaje de una administración a otra por lo menos en equilibrio.
Así, la descapitalización ganadera, energética y primaria ha llegado a las reservas para evitar un default. Pero, aun así, la inflación monetarista y su repercusión en salario, tipo de cambio, rentabilidad, crédito, etc. será inevitable. Por lo tanto, cualquier negociación sensata, además de evitar un default y el sálvese quien pueda, deberá agregar al menos estos temas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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