(Publicado en el Suplemento Económico de La Nación - Domingo 14/03/2010)
La característica saliente en toda la era K ha sido el permanente crecimiento del gasto público y el grosero incumplimiento, año tras año, de los presupuestos que aprobó el Congreso. En efecto, el gasto consolidado (Nación más provincias más municipios) pasó de 27,6% del PBI en 2003 a 41,3% en 2009 y camina para más de 42% en 2010.
Estas cifras impactan si tenemos en cuenta que el promedio del gasto entre 1980 y 2002 fue de 29,2% del PBI y más aún si consideramos que tan sólo en los tres últimos años el gasto aumentó ¡más de diez puntos del producto!, el doble que en Grecia.
Además, el kirchnerismo gastó siempre muy por encima de lo presupuestado: gastó $ 10.767 millones más en 2005; 14.041 millones en 2006; 31.012 millones en 2007 y 34.000 millones en 2008. En esos años, ese mayor gasto se financió con mayores recursos (el Gobierno subestimaba los ingresos del presupuesto para luego gastar discrecionalmente los excedentes).
Y en 2009, pese a que sus ingresos resultaron muy inferiores a los esperados, el Gobierno siguió gastando por encima de lo presupuestado, generando déficit fiscal (bien medido, el déficit financiero -caja- de la Nación fue de $ 21.114 millones el año pasado).
El deterioro fiscal, la inseguridad jurídica y la mala política económica K hicieron que hoy tengamos cerrado el acceso a los mercados de deuda a tasas inferiores al 15% anual, mientras que Grecia, casi quebrada, acaba de colocar 5.000 millones de euros a diez años a una tasa de 6,39 por ciento.
Con este aumento del gasto alocado e insostenible, que llevó a un fuerte incremento de las necesidades de financiamiento, y sin acceso a los mercados, hoy el problema de fondo es de dónde obtener las fuentes de fondeo para cubrir necesidades financieras en ascenso. O sea, el conflicto actual es por las fuentes de financiamiento de un importante agujero fiscal.
Para darse una idea, en 2008 había que atender necesidades de financiamiento (netas de pagos intrasector público) por $ 42.450 millones, en 2009 éstas ascendieron a 51.250 millones y en 2010 treparían significativamente a un rango de entre 70.000 millones y 84.000 millones (si el gasto primario del sector público nacional -SPN- crece entre 28% y 34% interanual). Siempre usaron reservas
El problema central no son las reservas. De hecho, siempre se utilizaron reservas para atender pagos de deuda en moneda extranjera.
En 2009 se usaron US$ 6353 millones, que el Tesoro le compró al Central vendiéndole los derechos especiales de giro (DEG, por $ 9583 millones) y usando los pesos que el propio BCRA le prestó (adelantos transitorios). En 2010, si el Tesoro tuviera que comprarle al Central las reservas que necesita para pagar deuda en moneda extranjera (US$ 6569 millones o $ 26.900 millones), tendría que destinar los adelantos (por un máximo permitido de $ 12.600 millones) y una parte de las utilidades que el BCRA le gira al fisco ($ 7500 millones de un total de 20/24.000 millones) a tal fin.
Y, además, tendría que utilizar los desembolsos de organismos ($ 6800 millones) para cubrir el resto de los pagos en dólares. Así, no le quedarían al kirchnerismo recursos suficientes para financiar subsidios, aviones, propaganda oficial, "fútbol para todos", etcétera.
En cambio, si el Gobierno logra (vía DNU/proyecto Verna) llevarse las reservas sin tener que comprárselas con pesos al Central y sin usar desembolsos, liberaría $ 26.900 millones para financiar la "fiesta del gasto". Moraleja: el conflicto actual no es por las reservas, sino por la necesidad de financiar un preocupante comportamiento gastomaníaco del oficialismo (que la mayor parte de la oposición parece también avalar).
Nótese que si el Gobierno cumpliera con el austero presupuesto 2010, no faltaría plata. Sólo falta plata si, como viene sucediendo, el kirchnerismo vuelve a gastar mucho más de lo aprobado en el Congreso (el propio Gobierno ya está trabajando internamente con un gasto para este año $ 55.000 millones mayor al del presupuesto). Los verdaderos retos
O sea, el problema hoy no es que hayan aumentado las amortizaciones de deuda o que se paguen las obligaciones en moneda extrajera con reservas (de hecho, en la última semana, el Tesoro le compró al BCRA US$ 365 millones de reservas con pesos de un anticipo de utilidades). El problema hoy pasa por cuán abultadas terminen siendo las necesidades de financiamiento de 2010 (que a su vez dependen de la suba del gasto), por cuánto emita el BKRA para financiar al fisco (o sea, si trabaja "turno simple o doble") y por cuánto quede para 2011 de las "erosionadas latas" que se han venido utilizando.
Los autores son economistas
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