Mientras el Gobierno de los Kirchner habla de “desendeudamiento” el Estado se está endeudando de la peor forma posible.
Todos los meses la deuda con los jubilados aumenta por incumplimiento de las leyes jubilatorias en vigencia y por multiplicación de reclamos judiciales. El origen de esta deuda es la falta de movilidad de las jubilaciones superiores a la mínima entre enero de 2002 y diciembre de 2006. La deuda por el capital adeudado más los intereses hasta el momento del pago y las costas judiciales se hacen exigibles una vez que salen las sentencias judiciales y quedan firmes. Ese proceso, que comenzó lentamente en 2003, se va acelerando cada vez más y muy pronto adquirirá la misma magnitud que tenía al final del Gobierno del Dr. Alfonsín en 1989. En aquella época ascendía a 18 mil millones de dólares que debieron ser consolidados en 1991 y dieron lugar a la emisión de los denominados “bocones previsionales” por ese mismo monto.
Cuando se habla del aumento del endeudamiento de la década del 90 se computan a estos 18 mil millones de dólares como si hubieran sido fruto de déficit fiscal durante los años de Menem, pero en realidad, se trató de un simple reconocimiento de una deuda que se fue acumulando a lo largo de los años durante el gobierno anterior. Ahora está ocurriendo lo mismo que en la década de los 80 y por la misma causa: no se reconoce a los jubilados el derecho a la movilidad que se torna muy relevante cuando hay inflación. Pero la Justicia finalmente hace lugar a los reclamos y la deuda acumulada debe pagarse. Es muy probable que el próximo Gobierno tenga que iniciar su gestión con un esquema de consolidación de pasivos semejante al de 1991. Y los montos involucrados serán aún mayores que los de aquella época.
Pagar los vencimientos de capital de la deuda en dólares que vence a lo largo de 2010 y 2011 con reservas del Banco Central no significa que el Estado Argentino se desendeude, a menos que las reservas para esos pagos sean adquiridas por el Gobierno con superávit fiscal. El Gobierno, a través del mal denominado “Fondo de Desendeudamiento”, compra esas reservas con un bono en dólares que coloca compulsivamente en el Banco Central. La emisión de ese bono es la prueba más clara de que no hay “desendeudamiento” y si la operación se hiciera con todas las de la ley, es decir haciéndose cargo el Tesoro del pasivo que el Banco Central adquirió para financiar esas reservas, tendría que emitir letras del tesoro para reemplazar a las lebacs, pagando tasas de interés seguramente más altas que las que actualmente paga el Banco Central. Ello pondría de manifiesto, de manera más clara aún, que no se trata de “desendeudamiento” sino de un cambio de fuente de financiamiento, pasando a una fuente más onerosa que la anterior.
Es bien conocido que desde el año 2008 han venido acumulándose atrasos en los pagos a proveedores y contratistas de obras públicas, a los beneficiarios de subsidios y a los exportadores que tienen derecho a la devolución del IVA. Todo eso significa un aumento de la deuda flotante, que si bien no aparece en las estadísticas, es una deuda más exigible y más acuciante que la que está documentada en bonos del tesoro. Además, tiene el inconveniente que entorpece el funcionamiento de las empresas que en la medida en que sufren esos atrasos en sus cobranzas, se quedan sin capital de trabajo.
Cuando un Gobierno incurre en déficit fiscal lejos de desendeudarse está necesariamente aumentando su deuda. Claro que para disimularlo puede “defaultearla” en forma implícita, a través de la inflación, o simplemente esconderla para que la gente no lo advierta. Desde 2002 en adelante se están utilizando estos dos procedimientos en proporciones cambiantes. A medida que la gente no se deja engañar, la única vía que le queda al Gobierno para “desendeudarse” es licuando su deuda a través de la inflación.
Por eso, el “desendeudamiento” es otra mentira tan infame como aquella a la que nos tiene acostumbrado el INDEC cuando publica sus índices de precios.
Todos los meses la deuda con los jubilados aumenta por incumplimiento de las leyes jubilatorias en vigencia y por multiplicación de reclamos judiciales. El origen de esta deuda es la falta de movilidad de las jubilaciones superiores a la mínima entre enero de 2002 y diciembre de 2006. La deuda por el capital adeudado más los intereses hasta el momento del pago y las costas judiciales se hacen exigibles una vez que salen las sentencias judiciales y quedan firmes. Ese proceso, que comenzó lentamente en 2003, se va acelerando cada vez más y muy pronto adquirirá la misma magnitud que tenía al final del Gobierno del Dr. Alfonsín en 1989. En aquella época ascendía a 18 mil millones de dólares que debieron ser consolidados en 1991 y dieron lugar a la emisión de los denominados “bocones previsionales” por ese mismo monto.
Cuando se habla del aumento del endeudamiento de la década del 90 se computan a estos 18 mil millones de dólares como si hubieran sido fruto de déficit fiscal durante los años de Menem, pero en realidad, se trató de un simple reconocimiento de una deuda que se fue acumulando a lo largo de los años durante el gobierno anterior. Ahora está ocurriendo lo mismo que en la década de los 80 y por la misma causa: no se reconoce a los jubilados el derecho a la movilidad que se torna muy relevante cuando hay inflación. Pero la Justicia finalmente hace lugar a los reclamos y la deuda acumulada debe pagarse. Es muy probable que el próximo Gobierno tenga que iniciar su gestión con un esquema de consolidación de pasivos semejante al de 1991. Y los montos involucrados serán aún mayores que los de aquella época.
Pagar los vencimientos de capital de la deuda en dólares que vence a lo largo de 2010 y 2011 con reservas del Banco Central no significa que el Estado Argentino se desendeude, a menos que las reservas para esos pagos sean adquiridas por el Gobierno con superávit fiscal. El Gobierno, a través del mal denominado “Fondo de Desendeudamiento”, compra esas reservas con un bono en dólares que coloca compulsivamente en el Banco Central. La emisión de ese bono es la prueba más clara de que no hay “desendeudamiento” y si la operación se hiciera con todas las de la ley, es decir haciéndose cargo el Tesoro del pasivo que el Banco Central adquirió para financiar esas reservas, tendría que emitir letras del tesoro para reemplazar a las lebacs, pagando tasas de interés seguramente más altas que las que actualmente paga el Banco Central. Ello pondría de manifiesto, de manera más clara aún, que no se trata de “desendeudamiento” sino de un cambio de fuente de financiamiento, pasando a una fuente más onerosa que la anterior.
Es bien conocido que desde el año 2008 han venido acumulándose atrasos en los pagos a proveedores y contratistas de obras públicas, a los beneficiarios de subsidios y a los exportadores que tienen derecho a la devolución del IVA. Todo eso significa un aumento de la deuda flotante, que si bien no aparece en las estadísticas, es una deuda más exigible y más acuciante que la que está documentada en bonos del tesoro. Además, tiene el inconveniente que entorpece el funcionamiento de las empresas que en la medida en que sufren esos atrasos en sus cobranzas, se quedan sin capital de trabajo.
Cuando un Gobierno incurre en déficit fiscal lejos de desendeudarse está necesariamente aumentando su deuda. Claro que para disimularlo puede “defaultearla” en forma implícita, a través de la inflación, o simplemente esconderla para que la gente no lo advierta. Desde 2002 en adelante se están utilizando estos dos procedimientos en proporciones cambiantes. A medida que la gente no se deja engañar, la única vía que le queda al Gobierno para “desendeudarse” es licuando su deuda a través de la inflación.
Por eso, el “desendeudamiento” es otra mentira tan infame como aquella a la que nos tiene acostumbrado el INDEC cuando publica sus índices de precios.
1 comentario:
Unas preguntas profe:
1) Como estaban los jubilados en la época de Menem y Cavallo, les aumentaron solo a un 7% del estrato o al total de los jubilados?
2) Cuales eran los montos de la deuda pública al entrar Menem y Cavallo al gobierno y cuáles eran los montos al salir?
3) Cuales eran las reservas al entrar Menem y Cavallo al gobierno; y cuáles eran al salir luego de las privatizaciones como YPF, el Coreo, Entel, Aerolíneas entre otras?
4) Si no se paga la deuda externa, no nos cierran las exportaciones a los países que les debemos?
5) El gobierno actual no está negociando reservas naturales?
6) No sería mejor tomar el ejemplo de España que firmaron un acuerdo, dejando de lado las diferencias políticas y quien tiene el poder para sacar el país al frente?
Los medios de comunicación tienen la fuerza del cambio sin mostrar afinidad hacia ningún partido político y guiando el pensamiento del pueblo.
Sino creo nos va a pasar como Alemania que Hitler gano las elecciones presidenciales como Menem lo hizo……Cuak.
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