(Publicado en La Nación del domingo 12/09/2010)
NUEVA YORK.- En los últimos años, les he dicho con frecuencia a mis amigos europeos: ¿Así que no les gustaba un mundo con demasiado poder de Estados Unidos? Ahora vean si les gusta un mundo con demasiado poco poder estadounidense. Sí, Estados Unidos ha pasado de ser el vencedor supremo de la II Guerra Mundial, la nación indispensable después de ganar la Guerra Fría, a ser "la superpotencia frugal" de hoy. Acostúmbrense a eso, que es nuestro nuevo apodo. Los pacifistas ya no tienen que preocuparse más por "las guerras por elección". Hoy no podemos permitirnos invadir Grenada.
Desde el principio de la Gran Recesión de 2008, se ha hecho claro que la condición de líder de Estados Unidos empezó a cambiar. Durante casi toda la época de posguerra, ser líder significó, en general, darle cosas a la gente. Hoy, y durante la próxima década por lo menos, ser líder representará para Estados Unidos quitarle cosas a la gente. Simplemente no hay manera de que los líderes estadounidenses, que tienen que quitarles cada vez más cosas a sus propios votantes, puedan gastar dinero en política exterior. Y esta superpotencia frugal sin dudas ejercerá un efecto dominó en todo el mundo.
La superpotencia frugal: el liderazgo global de Estados Unidos en una era de escasez de dinero es precisamente el título de un nuevo libro, muy oportuno, de mi profesor Michael Mandelbaum. "En 2008 -señala Mandelbaum-, todas las formas de pensiones y de atención de salud representaban alrededor del 4% del PBI." Al ritmo actual, para 2050 "consumirán el 18% de toda la producción de Estados Unidos".
Eso -además del costo de rescatarnos de esta recesión- "transformará fundamentalmente la vida pública de Estados Unidos y, por lo tanto, también la política exterior del país". Cuando la única superpotencia del mundo se ve aplastada por una deuda tan cuantiosa, todo el mundo lo sentirá. ¿Cómo? Es difícil predecirlo. El poder estadounidense ha sido la fuerza clave que mantuvo la estabilidad y la gobernabilidad globales en los últimos 70 años. Ese rol no desaparecerá, pero se reducirá. Y, en este momento, no hay ningún país preparado para reemplazar a Estados Unidos. Después de todo, Europa es rica, pero débil. China es rica a nivel nacional, pero sigue siendo terriblemente pobre en cuanto al ingreso per cápita. Rusia, ebria de petróleo, no puede proyectar su poder al exterior. "Por lo tanto, el mundo será un lugar más desordenado y peligroso", predice Mandelbaum. Hubo una época en la que pensar sobre la política exterior estadounidense no exigía pensar seriamente sobre la política económica. Esa época tampoco existe más.
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