El real se ha apreciado 46% desde comienzos de 2009 (U$S 1 = R$ 1,59, que sería R$ 1,52 a fin de año) y Brasil es el país del mundo que más ha valorizado su moneda en ese período . Detrás, y muy cerca, se encuentra Australia, y el dólar australiano se ha valorizado 43% en la misma etapa, medido frente a una canasta de monedas y ajustado por inflación.
Una apreciación semejante fortalece el consumo, y por lo tanto el ingreso per cápita, si se lo mide en términos de capacidad de compra doméstica.
Pero hunde a la actividad manufacturera orientada a la exportación.
En agosto, BlueScope Steel -la mayor productora de aceros de Australia- cerró la más importante de sus plantas y despidió a más de 1.000 trabajadores. Adujo que la fortaleza del dólar australiano le impedía competir en el mercado mundial.
Por su parte, la industria brasileña mostró en julio el menor nivel de actividad desde mayo de 2009, entre reclamos generalizados sobre una “desindustrialización” inminente . Australia es el mayor exportador de commodities del mundo, sobre todo mineral de hierro, carbón y gas natural; y Brasil es el principal exportador de proteínas del mercado mundial y las materias primas constituyen casi 60% de sus ventas externas. El resultado es que el precio de los commodities refleja en forma directa el valor de sus exportaciones (Australia, 70% / 75%; Brasil, 60% o quizá más).
El mercado mundial de commodities no sólo es el reflejo del valor de las exportaciones australianas y brasileñas, sino el espejo en que se contempla el flujo de capitales que reciben ambos países, y sobre todo Brasil , que ofrece más oportunidades de inversión por su mayor atraso relativo. Entre enero y abril de este año, entraron Brasil U$S 42.400 millones, cinco veces más que el año pasado, y la inversión extranjera directa (IED) ascendió a U$S 34.000 millones, 167% por encima de los primeros 6 meses de 2010.
Por eso el real tiene un valor récord, y el “aussie” australiano lo sigue inmediatamente por detrás.
No es el resultado de una política cambiaria equivocada , sino obra de tendencias de fondo de carácter global, ajenas a la voluntad de los Bancos Centrales.
Los indicadores decisivos de la etapa de globalización no son obra de decisiones estatales, sino de tendencias de fondo, expresión de la necesidad. De allí que no hay más alternativa que adaptarse a ellas, sobre la base de una visión estratégica de largo plazo.
Es lo que propone el ministro de industria Fernando Pimentel, cuando sostiene que “los empresarios brasileños, sobre todo los industriales, tienen que aprender a convivir con un real alto, que ha llegado para quedarse”.
Por eso la cuestión sobre “qué ocurre sobre si Brasil devalúa”, usual en la Argentina, carece de sentido en las nuevas condiciones globales, porque el valor de la moneda brasileña no depende del Banco Central , ni en general del Estado, sino del mercado mundial; y en el mundo de hoy, un país no devalúa porque quiere, sino porque previamente el mercado mundial lo ha devaluado, a través de un retiro súbito y masivo de capitales, consecuencia de una percepción exacerbada de riesgo, que la más elevada tasa de interés (o de retorno) no logra contrapesar.
Es la confianza la que orienta a los capitales hacia una moneda (o los títulos de su gobierno) y es la desconfianza la que los retira. Pero la confianza no es un fenómeno psicológico; está basada en una percepción de riesgo, en un diagnóstico.
Desde 1971 (fin de la convertibilidad dólar/ oro) el sistema financiero internacional se funda exclusivamente en la lógica voluntaria (fiduciaria) de los mercados; y a partir de entonces, el valor del dólar – y el de todas las monedas – no lo fija más la Reserva Federal, sino el mercado mundial. Nadie conduce la globalización, ni define sus tendencias fundamentales, salvo el proceso de acumulación global . Es un mundo de racionalidad objetiva, sin subjetividades.
Reactivación de demanda versus desinflación
Hace 1 mes
1 comentario:
Pero se puede mantener una política de este tipo?
Donde se aprecie la moneda y al mismo timepo se mantiene el crecimiento de la entrada de capitales de inversión?
No le parece que en algún momento tiene que volcar el tipo de cambio, por las propias fuerzas de la globalización?
Saludos!
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