(Nota publicada en El País, Madrid, domingo 21 de noviembre de 2010)
Qué tienen en común el Gobierno de China, el Gobierno de Alemania y el Partido Republicano de Estados Unidos? Que todos están intentando intimidar a la Reserva Federal para que abandone sus esfuerzos por crear empleo. Y los motivos de los tres son sumamente sospechosos.
No es que la Reserva Federal esté haciendo algo radical. Es verdad que normalmente lleva a cabo su política monetaria comprando deuda a corto plazo del Gobierno estadounidense, mientras que ahora, con lo que se conoce por el nombre un tanto críptico de "relajación cuantitativa", está comprando deuda a largo plazo (comprar más deuda a corto plazo es inútil, ya que el tipo de interés de esa deuda es prácticamente cero). Pero Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, tenía razón cuando declaraba que esto "no es más que política monetaria". La Reserva está tratando de reducir los tipos de interés, como hace siempre que el desempleo es elevado y la inflación es baja.
Y no cabe duda de que la inflación es baja. La inflación subyacente -una medida que excluye los alimentos frescos y los precios de la energía y que muchos consideran que es un mejor indicador de las tendencias subyacentes que la tasa de inflación- está solo en el 0,6%, el nivel más bajo jamás registrado en EE UU. Mientras tanto, el desempleo alcanza casi el 10% y el desempleo de larga duración es el peor desde la Gran Depresión.
Por tanto, los argumentos para que la Reserva Federal pase a la acción son abrumadores. En realidad, la principal preocupación que tiene la gente razonable en cuanto a los planes del organismo, preocupación que comparto, es que probablemente van a resultar demasiado frágiles e ineficaces.
Pero hay gente que es razonable, y luego está el eje de la depresión formado por China, Alemania y el Partido Republicano.
La razón por la cual China y Alemania se encuentran en pie de guerra contra la Reserva Federal no es ningún misterio. Ambos países están acostumbrados a tener unos enormes superávits comerciales. Pero para que algunos países tengan superávits comerciales, otros tienen que tener déficits comerciales, y durante años nos ha tocado a nosotros. Sin embargo, las políticas expansivas de la Reserva Federal tienen el efecto secundario de debilitar ligeramente el dólar, lo que hace que los productos estadounidenses sean más competitivos y resulte más fácil reducir el déficit estadounidense.
Por cierto, para el Gobierno chino, atacar a la Reserva Federal tiene la ventaja añadida de que desvía la atención respecto a la manipulación de su moneda, que mantiene artificialmente débil y que es precisamente el pecado capital del que China acusa a EE UU de haber cometido.
Pero, ¿por qué se han unido los republicanos a este ataque? Bernanke y sus colegas parecen asombrados de verse en el punto de mira. Pensaban que estaban actuando siguiendo el espíritu de nada más y nada menos que Milton Friedman, quien culpó a la Reserva Federal de no actuar más enérgicamente durante la Gran Depresión y quien, en 1998, pidió al Banco de Japón que "comprara bonos del Estado en el mercado abierto", que es exactamente lo que está haciendo ahora la Reserva.
Los republicanos, sin embargo, no quieren saber nada del asunto y plantean objeciones que van desde lo raro hasta lo incoherente. Lo raro: el lunes, un grupo un tanto insólito de líderes republicanos -¿quién sabía que William Kristol era un experto en política monetaria?- hicieron pública una carta abierta dirigida a la Reserva Federal en la que advertían de que sus políticas "corren el riesgo de devaluar la moneda y de provocar inflación". Una carta que los cuatro republicanos más importantes del Congreso enviaron a Bernanke el miércoles se hacía eco de esas preocupaciones. Ninguna de las cartas explicaba por qué debíamos temer a la inflación cuando en realidad la inflación sigue registrando mínimos históricos.
Y en cuanto a la devaluación del dólar: si dejamos a un lado el hecho de que un dólar más débil ayuda realmente a la industria estadounidense, ¿dónde estaba esta gente durante la legislatura anterior? El dólar no paró de depreciarse durante la mayor parte de los años de Bush, un descenso que hace que la reciente caída parezca una ridiculez. ¿Por qué no hubo cartas parecidas exigiendo a Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal por aquel entonces, una política más severa?
Mientras tanto, lo incoherente: dos republicanos, Mike Pence en la Cámara de Representantes y Bob Corker en el Senado, han pedido a la Reserva Federal que abandone sus esfuerzos para lograr el pleno empleo y que se centre exclusivamente en la estabilidad de los precios. ¿Por qué? Porque el desempleo sigue siendo demasiado alto. Y no, tampoco entiendo la lógica.
Por tanto, ¿cuál es el verdadero motivo del ataque del Partido Republicano a la Reserva Federal? A Bernanke y a sus colegas les cogió claramente por sorpresa, pero el experto en presupuestos Stan Collender lo predijo. Allá por agosto avisó a Bernanke de que "como los que elaboran las políticas republicanas consideran que las penurias económicas son la senda hacia la gloria en las elecciones, se opondrán a cualquier medida adoptada por la Reserva Federal que mejore la economía". En resumen, su verdadero temor no es que las medidas de la Reserva Federal sean perjudiciales, sino que tengan éxito.
De ahí lo del eje de la depresión. No cabe duda de que a algunos de los que critican a Bernanke les mueven unas convicciones intelectuales sinceras, pero la principal razón del ataque a la Reserva Federal es, pura y simplemente, el interés personal. China y Alemania quieren que EE UU siga sin ser competitivo, y los republicanos quieren que la economía siga siendo débil mientras haya un demócrata en la Casa Blanca.
Y si Bernanke cede ante sus intimidaciones todos podrían ver sus deseos cumplidos.
Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de Economía 2008.
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