viernes, 22 de mayo de 2009

La economía en la mirada de Cristiano Rattazzi


En una entrevista exclusiva con 'El Cronista Weekend' da su veredicto sobre los temas más polémicos: la industria, el dólar, la economía después de las elecciones y analiza las claves por las que un superávit con inflación es para él de "casi ficción".
En conclusión, no hace más que manifestarse contra un modelo, que a punto de estallar, promete -a manos de los Kirchner- buscar la salida en la "chavización" de la economía argentina.
El temor, entre los empresarios, es profundo. Y las palabras de Ratazzi parecen ser el puntapié para el alerta que despierta ante el posible panorama que se acerca luego del 28 de junio.
La entrevista:
- ¿Cómo ve la economía?
- Comparado con las caídas de 50 por ciento que tuvieron otros mercados, como Estados Unidos o los principales de Europa, el retroceso local en la venta de autos no es tan grave. Pero, en general, la economía del país está 15/20 por ciento por debajo del año pasado.
- ¿Por qué tuvo ese impacto?
- Porque se dio así. Aún tenemos desafíos por delante porque no aprovechamos el período de bonanza para arreglar los temas pendientes. Entonces, ahora, cuando se viene el invierno, tenemos una economía muy desordenada, con impuestos distorsivos -como las retenciones- que castigan la producción marginal. Otros tributos, como ingresos brutos, se eliminaron en Europa hace 50 años. El impuesto al cheque no deducible de Ganancias es una promoción de la economía negra: el que puede evadirlo, lo evade. Y también reapareció el impuesto a los Sellos, que hasta las piedras deben estar de acuerdo sobre su inutilidad. Además de que no se ordenaron cosas básicas y fundamentales, se falsearon todos los datos. Tener datos falsos es como jugar a hacer trampa en el solitario.
- ¿Por qué cree, entonces, que se desaprovecharon estos años?
- Es un problema ideológico, de desconocimiento de las economías modernas. Hemos deshecho todo lo bueno del primer período de Menem: desregulación, privatizaciones… Una aerolínea pública, hoy, es un absurdo. En el mundo no existen más porque se entendió que es un negocio muy competitivo y difícil, claramente de técnicos, que exige manejos extremadamente complejos de enormes capitales. En los Estados Unidos, el gobierno no interviene General Motors. Le dice: "Te doy una mano pero, después, me devolvés todo; si no lo superás, quebrás". Acá, en cambio, existe una idea argentina de que, en el fondo, el Estado resolverá el problema de cada uno y de todos. Y eso impide que el país avance hacia la visión que tiene Chile o Brasil.
- Esa presencia estatal, ¿no es un pilar del "modelo productivista"?
- "Productivista…" (pausa). Todos quieren producir. ¿O conocen alguien que no?
- ¿Sin protección o dólar alto?
- El tipo de cambio alto nos viene muy cómodo a todos. Siempre es muy cómodo. Pero Italia, que lo tuvo durante años, cuando entró en la convertibilidad del euro, cambió algunas cosas. Muchos chillaron. Pero lo hizo en un país acostumbrado a devaluar y tener inflación, que es una estructura mental mucho más difícil. Tener inflación quiere decir que, si uno se pasó 10% en un salario, también tiene que poder bajarlo en esa proporción. Porque, si uno se equivoca cuando hay inflación, sin devaluación a la vista, el salario excesivo puede perjudicar, hasta hacer cerrar la fábrica. Es la regla de la vida: difícil, competitiva y que aplica el mundo al que le va bien. Por ejemplo, España, cuando salió del superproteccionismo de Franco para entrar al Mercado Común Europeo. Por supuesto, recibió ayuda. Pero hubo una decisión. Como el dicho italiano: "Ayudate que Dios te ayuda". Si decís que vas a hacer las cosas seriamente y bien, te van a ayudar. Hacé las cosas para ser más eficiente, más confiable, más parte del mundo. No es bueno aislarse. Menos, en un mundo en el que todo se sabe. No podés vender productos de calidad inferior a los de otras partes. Entonces, ¿por qué acá tenemos que proteger al que fabrica los tornillos torcidos?
- ¿Por qué?
- Volvimos a una visión levemente paleolítica de la economía, que es no competencia, ni eficiencia, ni productividad, ni innovación, ni desarrollo, ni investigación… Evidentemente, en un momento difícil como ahora, todo eso crea enormes problemas. Mayores para la economía local que para otras del resto del mundo. El proteccionismo no debería ser declamatorio. Proteger sólo porque se produce algo. No. Debería ser algo pragmático para sectores sensibles y contra la competencia desleal. No un proteccionismo de principios.
- ¿Cómo ve las paritarias?
- En esta situación, empresa por empresa. Cuando las cosas andan bien, el sindicato tiene derecho a participar. Cuando no, no hay mucho para repartir. Los gremios mismos se dan cuenta.
- ¿Hay conciencia de eso?
- Sí. Tenemos sindicatos buenos. La gente de Smata entiende perfectamente. Siempre hubo un discurso entre adultos, serio. Obviamente, a quien le va bien le será un poquito más difícil la negociación. Pero no podemos ir alegremente aceptando que la inflación es de 20% y, por lo tanto, dar un aumento del 15 ó 20%. Este modelo "productivo y competitivo" ya es sólo "productivo" por que perdió lo competitivo. Si uno se pasó en un salario, tiene que poder negociar con su sindicato. Si no, no se sale más del ciclo devaluación-inflación. Y tener inflación es pésimo. No hay devaluación gratis. Para un industrial, sería mucho mejor tener un dólar a $ 4,50. Pero también sé que, para los números macro de la Argentina, no es tan conveniente. Debemos conservar la inflación próxima a cero. Eso será una tarea gigantesca. Lo mismo, el superávit: tiene ser sólido pero sin inflación. El superávit con inflación es un superávit medio ficticio.
- ¿Qué opina del escenario fiscal para este año?
- Como estaba dado mucho por inflación, el superávit es endeble. ¿Qué hicimos entonces? Confiscamos los ahorros de los jubilados. Fue algo que se celebró con la misma alegría que se aplaudió el default y después, cuando se pagó sólo el 25 por ciento a los acreedores. Y una quita del 75 por ciento significa que nadie te prestará cuando lo necesites, porque te quedaste sin financiación. El que tenía un bono de 2003 a 2007 estaba muy seguro: a toda América latina le fue bien. Ahora, en cambio, el holder argentino no te da más. Por el contrario, piensa qué le van a pagar, cuánto y cómo. Nosotros le devolvimos plata al FMI, al 4,2%, y nos endeudamos con Chávez, al 15%. Perdemos u$s 1000 millones por año sólo por no hablar más con el FMI. ¿Por qué no vamos a hablar más con el FMI? No pide cortarnos las venas, sino cosas normales: monitorear la economía, ver que estemos haciendo cosas sensatas.
- Ahora se le pedirá de nuevo, si cambian las condiciones…
- El FMI lo dijo bien claro: los datos del país tienen que ser públicos. Entonces, ya quedamos afuera.
- En términos impositivos, ¿qué más debería corregirse?
- Poner reglas, instituciones. No se puede vivir sólo bajo la regla del Príncipe. Los países se fundan en función de reglas. No se inventa la rueda cada cinco minutos. Debemos ser un país normal y serio, como nuestro amigo Néstor (sic) repitió varias veces. No hay mucha cosa que inventar. Obviamente, todavía debemos salir del default. Salir del default es cerrar todo: holdouts, Club de París… Ser un país que respeta sus compromisos, como Brasil. No uno que haga un desparramo cada siete años. De 1929 a hoy, no hay un presidente que haya terminado en serio su mandato y pueda contar lo bien que hizo la Argentina a largo plazo, como hacen (Ricardo) Lagos, Felipe González, Cardoso, como podrá hacer Lula.
- ¿No hay también responsabilidad empresaria? En los últimos años, hubo mucho silencio…
- Pienso que, en adelante, habrá un cambio. Cuando se confiscó la plata de las AFJP, la UIA y AEA emitieron comunicados en desacuerdo. La historia no va a mirar la estatización de los fondos de pensión como una cosa brillante. Aunque no me gustara mi AFJP, un año antes había decidido quedarme ahí. Y de golpe me encontré que ese dinero se lo llevó otro. De repente, la ANSeS se encontró con todo ese caudal que tiene que empezar a colocar, como si fuera un banquero. Y la ANSeS no es un banquero.
- ¿Qué piensa del papel que hoy le toca al ministro de Economía?
- Ahora también hay ministra de Producción… En los países en los que las cosas andan muy bien, no se sabe quién es el ministro de Economía. Ahora no sabemos pero no es el caso (risas).
- ¿Qué opina del adelantamiento de las elecciones?
- No me gustó. Si la ley decía que debían ser en una fecha, ¿por qué cambiarla? Me gusta que las instituciones se respeten.
- ¿El adelantamiento no despejará incertidumbre económica para el segundo semestre?
- No. Se complicará más. Si hubo motivos económicos para adelantarlas…
- ¿Qué cree que hará el Gobierno después del 28-J?
- Hay que gobernar. Cuando un gobierno gana las elecciones, no tiene que crear poder, sino administrar el patrimonio público y, una vez cumplido el mandato, volver a casa, con lo bueno o malo que se haya hecho. Si el Gobierno pierde en junio, habrá un Congreso menos favorable. Sólo eso. El Gobierno debería tratar de hacer las cosas bien y, si el Congreso se lo impide, mostrar a la sociedad en qué te está jorobando.
Ayer se reunió el denominado G-7, que reúne a los banqueros, industriales, a la Bolsa, el comercio, y la construcción, en la sede de la UIA. Estuvieron ausentes Hugo Biolcatti (presidente de la Sociedad Rural) y Mario Llambías (titular de Confederaciones Rurales Argentinas).
Invitados por el titular de la central fabril, estuvieron en la mesa el presidente de la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino y titular del Grupo Macro, Jorge Brito; el presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabbi; el titular de la Cámara Argentina de Comercio, Carlos De la Vega; y el vicepresidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Diego Buracco.
Los cinco comensales compartieron la estimación de que el ex presidente, titular del PJ y candidato a diputado por el Frente Justicialista para la Victoria, Néstor Kirchner, se impondrá por sobre Francisco De Narváez, candidato a diputado por Unión PRO.
Sin embargo, creen que perderá la mayoría en Diputados, y esto lo que, según ellos, los obligará a buscar algunos consensos y canales de diálogo.
Es ahí donde ingresarían los empresarios, que consideran que la Rosada debe relanzar políticamente al Gobierno y para eso debe hacer un cambio trascendente en el Gabinete.
Sostienen que se deben impulsar correcciones a la política económica. Entre esas modificaciones debe incluirse la normalización del INdEC; regularizar las relaciones financieras internacionales y reducir los niveles de gasto público.
Hubo una fuerte discusión sobre cómo debe buscarse un nuevo equilibrio macroeconómico, que estuvo centrada en la paridad del dólar, el valor de las tasas y los reclamos salariales. Brito confesó: "Kirchner nos ataca por el nivel de las tasas. Pero en este contexto, si bajamos las tasas va a subir el dólar."
Para encarar las rectificaciones, quieren un nuevo e idóneo equipo económico. También un nuevo ministro que ocupe el centro de la escena para avanzar en negociaciones y en las correcciones.
Los banqueros privados sugieren que Argentina lance un plan integral para normalizar su frente externo. En otras palabras: además de cancelar los Boden, aconsejan un plan integral para acordar con el Club de París y normalizar la deuda impaga de los holdouts.
Sin embargo, en la Quinta de Olivos quieren esperar hasta julio para abrir cualquier negociación. Igual criterio existe para las decisiones económicas importantes.
Es que, para los empresarios ganen o pierdan los Kirchner (esto es, con o sin mayoría en el Congreso), si no provocan cambios, se conduciría al mismo derrumbe. Saben que éste es el momento para intentar prevenir que todo desencadene en una "chavización" total de la argentina.


No hay comentarios: