(Nota publicada en La Voz del Interior - Miércoles 20/05/2009)
“No tiene asidero, no hay nada nuevo en lo que a nosotros respecta. El sistema previsional ya tuvo su reforma y está transformado”, dice Benigno Vélez, gerente de Finanzas de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), el organismo responsable de que puedan cobrar sus haberes los jubilados actuales y futuros de la Argentina. Vélez niega así las versiones que circularon desde el lunes sobre una reestructuración de la Anses destinada a sus crecientes y complejas funciones.
También alcanza a desmentir que en alguno de los primeros cuatro meses de este año la institución haya registrado un déficit, como dicen otros rumores. Y de inmediato precisa que, en realidad, toda información al respecto debe canalizarse a través de la Gerencia de Comunicaciones de Anses. Así se hizo, pero Sergio Poggi, gerente de Comunicaciones, no respondió. Una lástima. Porque, aunque la Anses es un organismo que puede sonar lejano para los ciudadanos de a pie, allí se define hoy el manejo de la mayor parte de los recursos líquidos con que cuenta la sociedad. Lo que se haga con esa plata definirá en buena medida el futuro. No sólo se juega si se podrá pagar o no a los jubilados de mañana sino si la mayor parte del ahorro argentino será eso y se transformará en inversiones rentables o si simplemente servirá para que un gobierno lo despilfarre en un par de años, cosa de quedar bien ante los votantes de dos o tres elecciones, aunque le cause un daño económico a la posteridad. Para entender la dimensión de la cuestión, basta decir que en 2008 los trabajadores, las empresas y los autónomos pagaron a la Anses el equivalente a 5,1 por ciento del producto interno bruto (PIB). Además, alrededor de cuatro puntos adicionales que los argentinos pagaron en impuestos fueron también a la Anses. De manera que estamos hablando de unos nueve puntos del producto. Comparemos: el Estado nacional financió todas sus actividades el año pasado con alrededor de 17,4 puntos del PIB. Y el conjunto de las provincias (que bancan a los maestros, los jueces, los médicos, los policías) recaudó 4,4 puntos, la mitad que Anses. El dinero es tuyo. La clave no es sólo la magnitud. Gracias al ajuste de décadas sobre los jubilados y a los altos impuestos al trabajo que se les cobran a los trabajadores, Anses tiene, por un lado, una masa de 100 mil millones de pesos ahorrada desde la “década maldita” de 1990 hasta el año pasado, cuando se liquidó el sistema de administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP). Hubo un ahorro, que ahora está en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Hay recursos disponibles. No como en la Nación, las provincias o los municipios, donde la plata ya está prácticamente gastada antes de ser recaudada. Hay, entonces, varias razones para que a los fondos previsionales se los cuide más que a cualquier otra cosa: su magnitud, su potencial para multiplicar la inversión y el hecho de ser cruciales para que las generaciones futuras de jubilados puedan sobrevivir. Hay otro pequeño detalle: el dinero es de los aportantes, del sistema previsional. No del Estado. El aporte previsional no es un impuesto. El aporte es la obligación que impone el Estado a sus ciudadanos, de ahorrar pensando en su futuro. Aquí y en todo el mundo. Si no, todos los estados quebrarían al tener que financiar a cada vez más millones de personas de la tercera edad que, por imprevisión, no hubieran ahorrado. Por eso se crearon los sistemas previsionales. Y por eso son autárquicos. Como, al menos en los papeles, es la Anses. Algo de esto se empezará a debatir hoy, cuando el director de la Anses, Amado Boudou, responda a las preguntas que le hará la Comisión Bicameral creada con la estatización de las AFJP, que sesionará por primera vez desde que, hace siete meses, Boudou se transformó en la persona que concentra el manejo de la mayor masa de dinero contante y sonante del país. Santacruceño ve a Kirchner y llora. Juan Acuña Kunz, del radicalismo de Santa Cruz, y Juan Obiglio, del PRO de Capital Federal, son diputados e integran la comisión que hoy se reunirá con Boudou. Lo primero que llama la atención es la falta total de información que también sufren quienes, se supone, tienen que controlar a Boudou. Obiglio lista alguna de las preguntas básicas que harán hoy: ¿Cuántos fondos recibió Anses de las AFJP? ¿Cómo los invirtió hasta ahora? ¿Cuánto y a qué tasas de interés les prestó al Estado y a los bancos? ¿Qué pasó con los 10 mil empleados de las AFJP que, se supone, terminaron en la Anses? ¿Cuánto se invirtió en los planes de canje de bicicletas y heladeras y con qué resultado? ¿Cuántas empresas ha rescatado la Anses y con qué criterio? ¿Anses va a rescatar a cualquier empresa que vaya a quiebra, sea por una cuestión coyuntural o por fallas estructurales propias o del mercado que las tornan inviables? ¿Cuántos directores ha nombrado Anses en cuántas empresas? ¿Con qué criterio? ¿Cuánto ganan? ¿Quién les dice qué tienen que hacer? ¿Cómo se los controla? Obiglio sospecha del presente. “Por la información que trasciende a la prensa, Anses está prestando a tasas de interés menores a la inflación, tanto al Estado como a los bancos. La inflación estimada para 2009 está en un 13 ó 14 por ciento y la Anses está prestando al 10 por ciento. Eso significa reducir el ahorro de los futuros jubilados”. En cambio, Acuña Kunz, santacruceño, sospecha del pasado. “Con los Kirchner, uno no se puede descuidar. Nos pasamos más de 15 años sin saber adónde estaban los 500 millones de dólares que cobró la Provincia por la privatización de YPF. Nunca supimos por dónde anduvieron. Cuando repatriaron el fondo, lo notamos ‘subdesarrollado’: seguían siendo 500 millones, pese a los intereses de 15 años. Hoy quedan 300 millones en el Banco Nación”. ¿Y no vamos a ahorrar más? Los temas cruciales son dos. Uno es cómo garantizar que no se desvanezcan los 100 mil millones de pesos ya ahorrados por los trabajadores argentinos. El otro es si ahora que Anses recibe la totalidad de los aportes previsionales (incluyendo lo que antes administraban las AFJP) una parte de ese dinero seguirá incrementando aquel ahorro o si simplemente se gastará. La ley que estatizó las AFJP dice que, ahora, todos los aportes se consideran un ingreso corriente de la Anses, no un ingreso de capital. Con lo cual su destino puede ser el de un mero gasto. Según la ley, al cierre de cada ejercicio anual, lo que sobre luego de pagar todo lo que la Anses gaste se acumulará en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, para que la Anses lo invierta. A falta de información de Anses, lo único que se puede hacer es ver qué dice el Ministerio de Economía sobre la evolución de los ingresos y egresos del sistema. Allí dice que, en el primer trimestre, a la Anses entraron 16.553,1 millones de pesos y salieron de ella 17.244,2 millones, con un déficit corriente de 691,1 millones. Pero no es posible saber si la porción de impuestos coparticipables que también va a la Anses y los aportes jubilatorios del propio Estado están contabilizados de otro modo, de manera que la cifra no puede decir demasiado. Por ahora, Néstor Kirchner parece haber decidido que no tenemos por qué conocer cómo se manejan estos fondos. Pero hay que estar atento: en una de esas, esta noche Soledad Silveyra le pregunta en detalle sobre todo esto a la Presidenta.
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