domingo, 26 de diciembre de 2010

Aún cuando el real se aprecia, la industria brasileña se fortalece. Por Jorge Castro

Esto saldra antes del leer mas
Las exportaciones brasileñas ascenderían en 2010 a U$S 199.000 millones, un crecimiento de 30,1% con respecto a 2009. En ellas, las ventas de materias primas han aumentado 50,5%.
Al mismo tiempo, las importaciones alcanzarían a U$S 183.000 millones, un auge de 43% con respecto al año pasado. Por eso, el superávit comercial es de U$S 16.000 millones, pero con un déficit de cuenta corriente de 2,47% del PBI.
Brasil entró en una etapa de déficit de cuenta corriente que puede durar varios años . En la primera mitad de 2010 fue el doble que en igual etapa del 2009. Al mismo tiempo, el real continúa apreciándose frente al dólar (U$S1 = R1,6), como resultado del gigantesco flujo de capitales que recibe Brasil: no menos de U$S 300.000 millones en 2010, incluyendo inversión extranjera (IED) por U$S 50.000 millones.

¿Qué sucede con la industria brasileña ante esta situación? La participación de la industria en el PBI alcanzó su pico histórico en 1986, cuando la política de sustitución de importaciones elevó la participación del sector a 37%. A su vez, el porcentaje de los productos manufacturados en el total de las exportaciones ha declinado sistemáticamente desde 2007, lo que coincide con el ciclo de apreciación del real. Al mismo tiempo, la industria brasileña experimenta niveles récord de expansión en el mercado doméstico , con tasas de crecimiento de 10% / 20% o más. En tanto, su productividad aumentó este año 4,7%, mientras los costos laborales crecieron sólo 1,9%.
El auge de la eficacia productiva de la industria manufacturera responde a una tendencia de largo plazo, iniciada en 1989 (apertura de la economía) y acelerada a partir de 1994 (Plan Real). La productividad industrial brasileña podría alcanzar a la de EE.UU. en 5 años.
Las exportaciones brasileñas se duplicaron en la última década, encabezadas por las materias primas (soja, mineral de hierro), que se triplicaron.
Lo mismo ocurrió con las exportaciones de América del Sur.
América del Sur exporta cada vez más materias primas a los países emergentes de Asia (China / India). La participación de EE.UU. como destino de las ventas regionales es cada vez menor (44% en 2009 vs. 37% en 2008). Las ventas a China crecieron 10 veces en la última década (pasaron de 0,8% a 10%); y en esta etapa, el crecimiento de América del Sur se aceleró. Fue 2,5% anual entre 1980 y 2000, y trepó a 5% por año entre 2003 y 2008.
Este año se expandiría 6,6%.
En síntesis, en Brasil -y por extensión en América del Sur- hay aumento de las exportaciones, auge del producto (7,5% / 8% en 2010) y expansión de la industria en el mercado doméstico.
No hay desindustrialización en Brasil, sino problemas de competitividad externa, vinculados a los todavía insuficientes niveles de productividad de su industria manufacturera.
Así, las perspectivas del mercado mundial constituyen el único tribunal para juzgar las estrategias de desarrollo del capitalismo en América del Sur.
Al unificarse el sistema mundial por la implosión de la Unión Soviética en 1991, se modificó la naturaleza de la acumulación capitalista y se tornó un fenómeno profundamente trasnacional.
No hay desde entonces desarrollo capitalista en ninguna parte del mundo, y menos en América del Sur, que no sea al mismo tiempo un proceso histórico intensamente internacionalizado.
Por eso, la inserción internacional de América del Sur en la segunda década del siglo XXI, sobre todo en Brasil y la Argentina, requiere una profunda reconversión de todas las actividades productivas, y en primer lugar de su industria , con el mismo criterio de capitalización, alta inversión y elevada productividad del sistema mundial.

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