(Publicado en iEco, domingo 31 de octubre de 2010)
Un viejo proverbio postula que lo que abunda no daña. En la Argentina de 2010 varios economistas le encuentran objeciones a esta sentencia. En concreto, indican que el ingreso masivo de dólares a partir de la cosecha y de los capitales financieros genera turbulencias en la política monetaria y termina impactando colateralmente en la inflación. Hoy, la principal inyección de divisas proviene del comercio exterior. Nicolás Bridger, de Prefinex, señala que "los ingresos de dólares por las exportaciones de productos primarios totalizan US$12.600 millones en los primeros 9 meses del año, esto es un 70% por encima de la cifra de igual período de 2009".
Milagros Gismondi, del estudio Ferreres y Asociados, agrega el efecto de las manufacturas de origen agropecuario y concluye que las exportaciones por esos dos conceptos llegarán a US$38.000 este año. "Esto representa poco más de la mitad de las exportaciones totales", sostiene. La situación financiera internacional es la otra vía que trae fondos al país. Con tasas de interés bajas en el mundo desarrollado, los capitales vuelan hacia los mercados emergentes en busca de mejores rendimientos. "Parte del ingreso de dólares se debe a la hiperliquidez global financiera. La baja de la tasa de interés en Estados Unidos genera un flujo de capitales hacia los mercados emergentes que está presionando sobre las monedas", explica Luciano Laspina, economista jefe del Banco Ciudad. Maximiliano Carrillo Castillo, de la consultora ACM, agrega que "entre otras cosas, la Argentina se ha convertido en una plaza atractiva porque hay una expectativa de un tipo de cambio fijo. Los rendimientos en pesos se traducen a rendimientos prácticamente iguales en dólares". A esto se suma que, en los últimos meses, la fuga de capitales se fue revirtiendo. Laspina dice que "la Argentina fugaba entre 2 y 3 puntos del PBI y ahora es un país que está fugando bastante poco. Los dólares que ingresan por el comercio exterior ya no salen por la otra ventanilla porque las tasas que se ofrecen acá son atractivas a pesar de los problemas de competitividad". Esto determina que "la cuenta capital esté siendo menos negativa o virtualmente equilibrada" (ver infografía). El ingreso de dólares tiene un impacto monetario directo que surge como el primer problema relacionado con la abundancia. El Banco Central sale a comprarlos para evitar una apreciación del peso. Para poder hacerlo, emite pesos y esto amplia la base monetaria. A su vez, la entidad lanza al mercado títulos para esterilizar los pesos que pone en circulación por esta vía. Sin embargo, el círculo no es hermético y parte de la emisión de pesos se suma a la moneda circulante y termina impactando en la inflación. En lo que va del año, el Central compró US$9.229 millones y emitió pesos por una cifra equivalente, aunque levemente inferior. Gismondi añade que "en el segundo y tercer trimestre hubo una afluencia mayor de dólares. El Central compró más y la esterilización creció 80% respecto de 2009. El stock de Lebac creció en ese margen para contener la emisión elevada". Bridger marca otra luz amarilla. "Los peligros de la política de esterilización del Central son que, al combinarla con pagos de deuda pública del Gobierno nacional con reservas, el respaldo de la mayor base monetaria se está debilitando. En la medida en que persista el actual contexto esto no sería problemático, pero sí podría magnificar los costos es decir ajuste del tipo de cambio ante algún shock adverso". "Prefiero lidiar con la abundancia antes que con la escasez, aunque hay que saberla administrar, porque el día que la abundancia desaparezca, tenés una crisis", indica Laspina. "Ese es el desafío del próximo lustro, la sobreabundancia de dólares que genera una apreciación muy fuerte de la moneda y les resta competitividad a otras industrias", sostiene. Y lo dice con todas las letras. "Se están generando burbujas inmobiliarias, incluso en la Argentina y en la región". Sin embargo, considera que "es muy difícil que ese escenario se dé vuelta rápidamente. El día que a nivel mundial se tome la decisión de quitarle liquidez a la economía va a ser un proceso relativamente lento". Para continuar con esta política de sostener el tipo de cambio nominal anclado, "el Central tiene que imprimir muchos pesos, para lidiar con esto tendría que ser muy disciplinado en materia fiscal". Laspina dice que el primer paradigma en esto es Chile, que tiene un gran superávit que le permite apreciar la moneda lentamente. El segundo es Brasil, que ha lidiado con una fuerte apreciación de la moneda. "La Argentina no ha hecho ni uno ni otro, gana apreciación vía inflación. Son tres paradigmas y los resultados están a la vista", dice Laspina.
"El riesgo es que se sobredimensione el mercado. Habrá que estar atento. Si el flujo de capitales es muy importante y la tendencia se consolida, la chance de que se sobredimensione el mercado va a tener que estar en la agenda", sostiene Carrillo Castillo. Ramiro Castiñeira, de Econométrica, señala que "la Argentina está acostumbrada a administrar crisis, pero en los últimos años se enfrenta a la dificultad de administrar bien las bonanzas. Lo que está pendiente es evitar la apreciación de la moneda". Pero no ve un escenario que lleve inevitablemente a la devaluación. "El Gobierno tiene dos frentes: la inflación y la entrada constante de dólares. Ese ingreso masivo de dólares también se da en Brasil y empuja la cotización del real. Pero en el corto plazo en ninguno de los dos países se estaría dando una devaluación", dice. Los analistas estiman que el año próximo seguirá la lluvia de dólares, pero impactará menos sobre la economía real. Las exportaciones se comportarían en un nivel similar al de este año, pero las importaciones seguirían creciendo, por lo que el saldo comercial sería menor. "En 2011 la cuenta corriente va a ser similar en ingreso de divisas, quizá algo menor. No habrá sobreoferta de dólares", menciona Gismondi. Y agrega que en el último trimestre de 2010 no habrá una esterilización tan fuerte como la que hubo en la primera parte del año, ya que el ingreso de dólares por parte de la cosecha sería menor. "Debería darse un mecanismo a la inversa, con los bancos intentando deshacerse de parte de este stock de títulos para hacerse de efectivo". La contracara será que el Central tendrá mayores dificultades para seguir acumulando reservas. La duda, acrecentada en las últimas horas a partir de la muerte de Néstor Kirchner, es acerca de los efectos que tendrá el ruido político por las elecciones y cómo impactará esto en la salida de capitales. Laspina considera que "un próximo gobierno no estaría obligado a devaluar, no creo que haya una tensión en el sector externo que lo obligue a hacerlo. Sí va a tener que hacer algo para bajar la inflación, hacer esfuerzos fiscales y evitar que siga mermando la competitividad. Si es un gobierno creíble, tendrá márgenes para lidiar con esto sin devaluar". Respecto de la competitividad, Laspina considera que "es muy probable que el tipo de cambio real llegue a un nivel similar al del 1 a 1 el año próximo, aunque la situación no será la misma. Hoy hay una mejora del 40% en los términos de intercambio que hace que ese nivel de tipo de cambio sea sostenible. Esto no quiere decir que no haya sectores industriales que sufran. Para estos casos hay que tener políticas claras para darles rentabilidad. Mi sensación es que el próximo gobierno va a llegar con un escenario de tipo de cambio equilibrado". Carrillo Castillo destaca que "la Argentina tiene una buena expectativa de crecimiento para este año y el próximo, con cuentas externas relativamente abultadas. Esto da certidumbre de que el tipo de cambio va a poder ser manejado sin ningún tipo de problema". Para este año, prevé que el superávit comercial será de US$12.000 o US$13.000 millones. Y en 2011 será de US$9.000 millones. "Es un resultado que permite grados de libertad en el manejo de la política económica", sostiene Carrillo. Miguel Kiguel, de Econviews, agrega que "en 2011 el resultado de la cuenta de capital debería ser positivo, siempre que la cuestión electoral no genere tensión". Esto derivará en una menor acumulación de reservas, con un saldo favorable de US$1.000 millones contra US$5.000 millones que el Central consiguió este año. Y prevé que a finales de 2011, el dólar llegará $4,30. De cara al proceso electoral, Kiguel sostiene que "hoy el mercado está anticipando un cambio de gobierno y eso ayudaría a la estabilidad de tipo de cambio".
Leer más...
Reactivación de demanda versus desinflación
Hace 1 mes