domingo, 27 de noviembre de 2011

Empresas públicas con pérdidas para todos. Por Diego Cabot

Las empresas públicas son un universo particular. Más aún, ni siquiera se las podría generalizar con una sola forma de ser y de hacer. Hay tantas particularidades como compañías que tienen al Estado como socio mayoritario.
Muchas tienen aportes de dinero público, aunque, claro está, no todas fueron concebidas como vehículos para ganar dinero como si fuesen una empresa privada.

El reconocimiento de los muchos problemas en los que están sumidas Aerolíneas Argentinas y Austral desde hace años, puestos arriba de la mesa estos días por el Gobierno, dejó a la vista el funcionamiento del sistema de empresas públicas. Y más allá de la gestión particular de cada una de ellas, hay algunas singularidades que caracterizan a estas 30 sociedades en las que el Estado tiene una participación superior al 50% de las acciones: 26 están funcionando y cuatro, en proceso de liquidación.

En principio, hay varias que navegan en el déficit. Pero más allá del número que se pinte en el balance para ver si termina el año o no, lo real es que en mayor o menor medida el Tesoro Nacional presupuestó para el año que viene $ 14.991 millones de transferencias a las empresas públicas, eso sin contar Aerolíneas Argentinas, que no sólo está fuera de escala -necesitará unos 3200 millones este año-, sino que ni siquiera se la incluye en las planillas anexas del proyecto de presupuesto donde sí están todas las demás.

Es verdad que no todas las sociedades tienen una actividad comercial y compiten en el mundo de los privados, como el caso de Aerolíneas y Austral. Las compañías aéreas, junto al nacionalizado Correo Argentino -la más grande en cuanto a cantidad de empleados-, Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), la agencia estatal de noticias Télam y la reciclada empresa ferroviaria Belgrano Sociedad Anónima (que nada tiene que ver con Belgrano Cargas) son las más grandes de la fauna. Hay otras más pequeñas con déficit importantes, pero, como se dijo, muchas de ellas tienen una función distinta a la comercial. Además del dinero público que las sostiene, la mayoría tiene otras características como son personal muy bien pago, con sueldos promedio muy por encima de los mínimos, poca información disponible, gremios con fuerte voz dentro de las estructuras y controles de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), el órgano del Ejecutivo encargado de verificar los números de las compañías.

LA NACION habló con seis directivos de empresas públicas y con no menos de cinco empleados. No están sus citas en la nota, por ruego de ellos, pero constan varios de los datos que acá se refieren. Nadie puede hablar con la prensa. Así es el celo que rodea a estas empresas. Tan al extremo que la Sigen, el organismo natural que tiene facultades de control de estas empresas, ha decidido ocultar sus informes sobre cada una de ellas. "Hace un año y medio que no están disponibles. Hay que presentar una nota en mesa de entradas, esperar 10 días hábiles y ver qué contestan", responden en la Sigen. Los motivos que se esgrimen, en el largo intercambio con este cronista, varían. Seguridad nacional, secreto de Estado o protección de la intimidad de los funcionarios que en ellas se desempeñan son algunos de ellos.

El total del universo de empleados que tienen todas las sociedades del Estado es una incógnita. El Boletín Fiscal del primer trimestre del año que elabora el Ministerio de Economía, último disponible, daba cuenta de que hay 18.000 dependientes de estas compañías. Inmediatamente después reconoce que el Correo Argentino, AySA, Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF), Operadora Ferroviaria (SOF), Enarsa y Tandanor no informaron sus plantillas. LA NACION verificó uno por uno el presupuesto de todas las renuentes a informar el número de empleados y la cifra más que se duplica: actualmente habría algo más de 40.175 personas en relación de dependencia con las sociedades del Estado, a lo que habría que adicionar otras 23.000 personas que pertenecen a otro universo que se denomina "otros entes del sector público no financiero", entre los que se encuentra la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). El número toma relevancia cuando se lo compara con lo que esta área tenía en 2004, primer año entero de gobierno de Néstor Kirchner. Entonces, la nómina de ambos rubros era de 20.846 personas; ahora esa cifra se disparó a 63.175 empleados.

Es un ejercicio de nostalgia revisar las planillas y los presupuestos (de las que lo presentaron) de las sociedades estatales. Será posible, por ejemplo, toparse con el logo multicolor de Argentina Televisora Color (ATC), el viejo nombre del canal estatal que aún está en liquidación y que tiene cinco empleados, según declaró la empresa este año, y que tienen un sueldo promedio bruto de $ 9653 cada uno. O con la fallida Líneas Aéreas Federales (Lafsa), la empresa aérea del récord de no haber tenido nunca aviones, pero sí personal para tripularlos. La compañía aérea creada en 2003 la semana anterior a la asunción de Néstor Kirchner no se disolvió. De los datos compilados por LA NACION surge que en 2010 la empresa tuvo cinco empleados (un directivo, dos técnicos y dos administrativos) que tuvieron un sueldo bruto promedio de $ 11.045. En marzo de 2011, el directivo pasó a ser liquidador y se incorporaron dos contratados. Así el promedio de sueldos bajó (a 7546), pero el rojo subió ya que dejó de recibir algunos ingresos de ciertos bienes que alquilaba. En 2010 la pérdida anotada fue de 314.000 y se estima que para este año el rojo llegará a 1,9 millones. Lafsa seguirá en tierra el año que viene, pero, claro está, seguirá necesitando de dinero público. Según los datos del presupuesto 2012, la línea aérea dispondrá de $ 1,82 millones.

Hay más empresas en liquidación, una vieja Télam, el recordado Instituto Nacional de Reaseguros (Inder) y Encotesa, la antigua denominación del correo oficial. Hay cinco liquidadores de Télam que en su conjunto dispusieron de $ 630.000 para sueldos, lo que da un promedio bruto de 9693 para cada uno. A sus primos, los que trabajan en la nueva agencia de noticias Télam, les va un poco mejor. Según los datos públicos compilados por LA NACION, pasaron de 622 empleados en 2010 a 716 este año. Hace un año, el sueldo bruto promedio de cada uno de ellos era de $ 8866, pero este año la mejora fue notoria: cobrarán, siempre hablando de valores promedios, 13.322 por mes. Según sus cálculos y previsiones, la agencia de noticias estatal anotará un rojo en las cuentas públicas para 2012 de 15 millones. Los ingresos de la operación de la sociedad llegarán a 143 millones y el resto serán transferencias del Tesoro.

El recordado Inder aún cuenta con 68 empleados que tratan de desarmar uno de los focos de corrupción más grande que convivió, y de hecho convive, con el sistema de seguros del país. El sueldo promedio de esa sociedad es de $ 13.650 y el presupuesto para 2012 ascenderá a 31 millones.

Se podría repasar una por una las sociedades del Estado y rescatar algunas particularidades. Por ejemplo, que los dependientes de Nucleoeléctrica Argentina (NASA), la empresa que tiene a su cargo la construcción de Atucha II, la central atómica inaugurada por la presidenta Cristina Kirchner, pero que no generará hasta el año que viene, son los mejor pagos, si lo que se toma en cuenta es la cantidad de dinero que destinan a remuneraciones y se lo divide por la cantidad de empleados. NASA informó 1772 trabajadores en 2010 con un sueldo promedio bruto de $ 15.593. Para 2011 ya se prevé un incremento de la planta a 2167 empleados, con un promedio salarial de 22.080. O también se podría contar que el proyecto educativo emblema de épocas de Fernando de la Rúa en la Casa Rosada, Educ.ar, que contó con un aporte inicial del empresario argentino radicado en España Martín Varsavsky, pasó de 175 trabajadores en 2010 a 250 este año, con un salario promedio de 9028. Allí el Estado destinará 10,4 millones de los 28 millones que tendrá como presupuesto.

Claro que todo se torna a otra escala cuando se habla de las grandes firmas. Por ejemplo, AySA, el Ferrocarril Belgrano o el Correo. Aysa es una de las típicas empresas que tiene más gastos que ingresos. Eso, claro está, tiene que ver con la tarifa congelada hace más de 10 años. La dependencia con el Estado es total. En 2010 necesitó $ 545 millones para pagar a sus 4469 empleados. En 2011 la plantilla se amplió y ya llega a 5162. Este año serán necesarios $ 877,8 millones para pagar la nómina, lo que da un salario bruto por trabajador de 13.080. Tarifas congeladas y sueldos altos es una ecuación explosiva. Y explotó. Ahora serán los usuarios los que aportarán sus monedas a solventar sueldos que gran parte del sector privado no puede pagar.

El Correo no tiene grandes movimientos de personal, se mantiene en torno a los 15.000 empleados y para el año que viene se espera un déficit de $ 45 millones.

Y por último, Ferrocarril Belgrano. Allí los números vuelan. La empresa que se sacó de un cajón sin uso cuando se estatizaron los ramales que antes explotaba Trenes Metropolitanos es la encargada de formalizar la relación de dependencia con los trabajadores que antes eran privados. Y la nómina no para, y parece que tampoco lo hará. Sucede que los tercerizados que se incorporan al ferrocarril en su gran mayoría son absorbidos por esa sociedad y pagados por el Estado. En 2010 denunciaron que allí trabajaban 8983 empleados. En 2011 fueron 11.615. La ferroviaria tiene un presupuesto de $ 1280 millones, de los cuales 1279 millones corresponden a sueldos, importe similar a las transferencias que le llegarán desde el Tesoro Nacional. Para el año que viene, la cuenta necesaria para solventar gastos llega a 2128 millones. No en vano estuvo la pelea por la tercerización que derivó en la muerte del militante de izquierda Mariano Ferreyra. El promedio bruto que el Estado destina a cada trabajador de esa empresa es 8414 por mes. Todo un símbolo del poder de los gremios en el kirchnerismo.

14.991
Son los millones de pesos que el Tesoro Nacional transferirá el año próximo a un conjunto de empresas públicas incluidas en el proyecto de presupuesto 2012, a diferencia de Aerolíneas Argentinas, que no figura.


3200
Son los millones de pesos que Aerolíneas Argentinas necesitará este año de parte del Tesoro para cubrir sus pérdidas..

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