¿Cuándo un rescate no es un rescate? Cuando el rescatista está corto de fondos. El plan de la deuda recientemente anunciado en la Unión Europea se queda corto en casi todos los aspectos.
La crisis de la deuda no es sólo un problema de la UE, sino una crisis financiera transatlántica. Los abrumadores problemas de la deuda a cada lado del océano están de alguna manera vinculados entre sí a través del sistema bancario.
Primero en la UE. El dilema de fondo es que los gobiernos han prometido a sus ciudadanos más programas sociales que los que pueden ser financiados con los ingresos fiscales generados por el sector privado. Las altas tasas impositivas asfixian el crecimiento necesario para financiar estas promesas. La actividad económica es empujada hacia la economía informal, donde a menudo escapa a la tributación.
En ningún lugar esto es más cierto que en Grecia, que tiene una larga historia de cesaciones de pagos en los siglos XIX y XX. Hay un sector público inflado y la empresa privada competitiva es obstaculizada por la regulación y las barreras de entrada impuestas por el gobierno. Los sucesivos líderes griegos acumularon déficits presupuestarios crónicos, en tanto que los bancos le prestaban al gobierno. Los bancos de otros países de la UE, como Francia, prestaron a los bancos griegos.
En Grecia en otros países de la UE, los bancos apoyan al gobierno al comprar sus bonos y el gobierno garantiza a los bancos. Es una estafa de pirámide que ni el propio Bernie Madoff podría haber implementado. Los bancos ya no pueden darse el lujo de financiar los déficits y sin embargo no pueden permitir que los gobiernos entren en cesación de pagos. Por su parte, los gobiernos no pueden cumplir con sus promesas de garantizar los depósitos de los bancos.
Los detalles difieren según el país. En Irlanda, los problemas empezaron con un sector inmobiliario sobrecalentado que provocó la caída de los bancos. La economía entró en depresión, lo que arrojó al presupuesto al déficit. Para agravarlo aún más, el gobierno decidió garantizar los depósitos bancarios, convirtiendo la deuda privada del sector financiero en deuda del sector público. Los detalles difieren de Grecia, pero el vínculo entre el gobierno y los bancos es el factor común.
El crecimiento de Francia va de débil a inexistente. La economía de Alemania ha tenido un buen desempeño desde la recesión, pero aumentan las preocupaciones acerca de la exposición de sus bancos a un mayor riesgo de la UE. En tanto, los bancos de EE.UU. y las instituciones financieras están expuestos a los bancos de la UE a través de operaciones de financiamiento, la emisión de seguros contra la cesación de pagos y una exposición desconocida en los mercados de derivados.
La Reserva Federal ha participado en canjes de divisas con el Banco Central Europeo para apoyar las necesidades de dólares de los bancos de la UE. El BCE ingresa euros (o activos denominados en euros) en la Reserva Federal (Fed) y recibe dólares a cambio. Se compromete a repagar dólares más intereses.
La Fed asegura que no puede perder dinero debido a que el BCE se compromete a repagar los canjes de divisas en dólares. Sin embargo, con el mundo inundado por la divisa estadounidense, no está claro por qué la Fed y el BCE necesitan incluso participar de tales operaciones, salvo que eso sugiera problemas de financiamiento en algunos bancos de la UE. Y si ninguno de los bancos de la UE ni el BCE pueden asegurar los dólares necesarios en los mercados globales, hay un serio riesgo de la contraparte de la Fed. El BCE puede imprimir euros, pero no dólares. El senador Richard Shelby, representante del estado de Alabama y miembro del Comité Bancario del Senado, estaba en lo cierto la semana pasada al cuestionar la política de la Fed. Las pérdidas en el balance de la Fed afectan a los contribuyentes estadounidenses, no a los ciudadanos de la UE.
La triste realidad es que no hay suficiente dinero en la UE para pagar las deudas públicas contraídas por los gobiernos. La mayoría de los países llevan mucho tiempo exprimiendo los ingresos fiscales provenientes de sus ciudadanos tanto como les sea posible. Es por eso que han coqueteado con un impuesto sobre las transacciones financieras, la única actividad que se mantiene libre de impuestos en toda Europa.
Grecia es el primero de las cesaciones de pagos soberanas en camino. Con el paquete de rescate de la semana pasada, los líderes de la UE podrían haber comprado tiempo, quizás un año. Pero en algún momento, el BCE cederá y monetizará la deuda, lo que desatará la inflación en la zona euro.
El cálculo de la deuda cambió de manera dramática esta semana, con el anuncio de un referéndum griego sobre el acuerdo de rescate el próximo mes de enero. Si los votantes rechazaran el acuerdo, el resultado final es impredecible.
Los estadounidenses no deberían estar satisfechos por el sufrimiento de los europeos; nuestro sistema financiero está completamente integrado con el de ellos. Por otra parte, es muy probable que el Fondo Monetario Internacional se involucre en el caso de futuros rescates y seguramente necesitará grandes fondos de sus miembros, lo que en última instancia significa fondos de los contribuyentes.
Y, por supuesto, EE.UU. tiene una enorme y creciente carga pública propia. No hemos tendido tanto gasto en programas públicos, pero nos estamos poniendo al día. Si uno quiere saber cómo se desarrollará aquí la crisis, no tiene más que ver la espiral descendente en la UE.
Entretanto, se espera una mayor volatilidad en los mercados financieros. Los operadores estadounidenses en particular, simplemente no han comprendido la magnitud de la crisis de deuda de la UE.
O'Driscoll, es exvicepresidente del Banco de la Reserva Federal de Dallas y posteriormente de Citibank.
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