Me gustaría recordarle a la gente que la crisis del mercado financiero tuvo sus raíces en una burbuja del mercado inmobiliario estadounidense. El problema no es sólo una cuestión de los mercados financieros, pero por lo general se lo vincula a los mercados de activos. Esos mercados son mucho menos estables que otros mercados de productos. En esos mercados suelen surgir expectativas falsas.
Muchos esperaban que el aumento de los precios de los bienes raíces se prolongara por tiempo indefinido en Estados Unidos. La gente creía que como consecuencia de la creciente prosperidad, el crecimiento de la población y la escasez de tierra, los precios de las propiedades no podían sino subir. Esa expectativa se desplomó.
Debido a la falta de estabilidad de los mercados de activos, la regulación del mercado financiero es importante. Tenemos que asegurarnos de que las inversiones especulativas cuenten con el respaldo de un capital social suficiente. Eso también vale para las hipotecas. En los Estados Unidos se aprobaron hipotecas hasta por el 110 por ciento del valor de mercado. Por otra parte, esas hipotecas tenían tasas de interés variables y una limitación de la responsabilidad del titular de la hipoteca en relación con el valor de la casa.
Cuando el banco central de los Estados Unidos, el Banco de la Reserva Federal, aumentó constantemente las tasas preferenciales a intervalos regulares y un 0,25 por ciento cada vez, las tasas de interés de las hipotecas terminaron por duplicarse y muchos deudores hipotecarios optaron por entregar las llaves al banco y alquilar otro lugar por menos dinero. Eso, por supuesto, se tradujo en una declinación de los precios de los bienes raíces, lo que finalmente ocasionó dificultades a los bancos.
En los últimos años tuvo lugar una revolución en el sector bancario. Los bancos vendieron cada vez más un nuevo tipo de título en el que se combinaban centenares de activos hipotecarios de aproximadamente el mismo riesgo en un solo título. Las titulizaciones de préstamos, conocidas como subprimes, eran grupos de préstamos de muy alto riesgo. No se esperaba que los deudores dejaran de cumplir con las obligaciones de muchas de esas hipotecas al mismo tiempo. Por esa razón los bancos alemanes vendieron gran cantidad de esos títulos, que eran sumamente rentables, como inversión. Las agencias de calificación dieron a esos títulos una calificación AAA.
Aparentemente, el mercado no valúa de forma adecuada nuevos tipos de títulos complejos. Por ese motivo es necesario establecer normas para el registro de nuevos tipos de títulos. Los títulos, a la manera de los alimentos, deberían tener etiquetas relacionadas con los riesgos.
La descripción dominante del comportamiento económico en la teoría económica se basa en asunciones muy fuertes de racionalidad que no se cumplen en la realidad. Si los temas económicos fueran por completo racionales, como se los define en la teoría económica, los mercados podrían quedar librados a sus propios recursos sin que se corriera el riesgo de que se generaran desequilibrios graves y prolongados.
Ese optimismo respecto de la estabilidad, sin embargo, es injustificado. La teoría económica debe avanzar y presentar un panorama más realista del comportamiento humano. Hace falta mucha investigación empírica y experimental para concretar ese objetivo.
Por otra parte, las reglas de los mercados financieros no deben afectar sólo a los bancos, sino también a otras instituciones que se muestran activas en los mercados financieros, como los fondos de cobertura. En ninguna circunstancia puede ser posible que los bancos deriven negocios sumamente especulativos a entidades de fines especiales, como pasó con algunos bancos estatales de Alemania. Esas entidades de fines especiales no están sujetas a las estrictas normas que se imponen a los bancos.
Debemos tomar medidas para asegurarnos de que las regulaciones que se proponen sean, por un lado, lo más claras posibles y, por otro, que no puedan sortearse. Por supuesto, hacen falta minuciosos conocimientos institucionales y legales para crear esas reglas ya que, como suele pasar, los problemas se cuelan en lo que está en letra chica.
Traducción de Joaquín Ibarburu
* Premio Nobel de Economía 1994, es considerado uno de los padres de la economía experimental. Desarrolló la teoría del equilibrio en los juegos no cooperativos.
Reactivación de demanda versus desinflación
Hace 1 mes
No hay comentarios:
Publicar un comentario