En una crisis financiera las cosas suceden velozmente y el boom inmobiliario y las hipotecas "subprime" de alto riesgo ya son historia antigua.
La responsabilidad de la Reserva Federal de los Estados Unidos en esta situación es proveer más reservas de dinero, y en ese sentido está haciendo lo que corresponde. Las reservas totales alcanzaban 47.000 millones de dólares el 10 de septiembre, 180.000 millones el 8 de octubre y 329.000 millones de dólares el 22 de octubre. Eso es cumplir bien con la función de banco central.
¿Debe preocuparnos que la gente se aferre a las nuevas reservas y siga bajando el gasto? Es algo que sin duda está ocurriendo, pero siempre pueden sumarse más reservas.
¿Debe preocuparnos la inflación? Por supuesto, siempre.
Pero en este momento el problema más inmediato es la recesión. Si vuelve a haber inflación, las reservas pueden sacarse tan rápido como fueron agregadas. Esta es la clásica situación de prestamista de última instancia, y es importante estar atentos.
En mi opinión, estas son las consideraciones más importantes para la política estadounidense hoy. Creo que si las actuales políticas de crédito de la Reserva Federal se continúan agresivamente, tenemos muy buenas probabilidades de evitar una recesión peor que la de 1982. A esta altura, creo que es lo mejor que podemos esperar, y es mucho mejor que repetir la década de 1930.
La estructura regulatoria que permitió que se produjeran estos hechos tendrá que ser rediseñada, pero no es una tarea que deba hacerse esta semana ni que pueda realizarse puntualmente para poder enfrentar la presente crisis.
El problema regulatorio que debe resolverse es en líneas generales el siguiente: el pueblo necesita un medio de cambio convenientemente establecido que esté libre del riesgo de default o de "corridas bancarias". La mejor forma de lograrlo sería tener un sistema bancario competitivo con depósitos asegurados por el Estado.
Pero esto sólo puede funcionar si los activos de estos bancos están fuertemente regulados. Si pudiera lograrse ese equilibrio, una institución ajena a ese sistema regulado podría seguir ofreciendo depósitos que fueran apenas un poco más riesgosos pero que también pagaran una renta más alta que los depósitos en los bancos regulados. Algunos consumidores y empresas podrían ver esta opción como una inversión más atractiva, y cambiarían sus depósitos. Claro que si todos lo hacen, las regulaciones ya no protegerán a nadie. La estructura regulatoria diseñada en la década de 1930 resolvió este problema durante 60 años. Para los próximos 60 años hará falta otra cosa.
TRADUCCION Cristina Sardoy
Premio Nobel de Economía en el año 1995. Es el referente de la llamada "nueva economía clásica", cuya cuna es la liberal Universidad de Chicago.
Reactivación de demanda versus desinflación
Hace 1 mes
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