sábado, 24 de noviembre de 2012

Reportaje a Guillermo Calvo


COMO todo en Argentina es grande, el cacerolazo de 700 mil porteños la semana pasada en la Plaza de Mayo se oyó hasta en Nueva York, donde habita Guillermo Calvo, profesor en la Universidad de Columbia y el economista argentino más respetado a nivel internacional.

De visita en Santiago para exponer en la Conferencia Anual del Banco Central, Calvo tiene variedad de argumentos para explicar cómo el régimen de Cristina Fernández está socavando la economía transandina y para advertir que el final puede estar cerca.
Acusa políticas inconcebibles, como la que obliga a Peugeot Argentina a exportar soja; adelanta la probabilidad de un nuevo default en diciembre, y el riesgo de que la inflación se espiralice (ha subido 25% en 12 meses, según estimaciones privadas) y se duplique. Si eso pasa, “se acaba el gobierno; el helicóptero siempre está listo en la Casa Rosada”, sostiene, recordando el que libró a Fernando de la Rúa del enojo de las turbas hace once años.
En una economía que, se presume, entrará en recesión pronto (pese a crecer 1,4% en agosto), alerta que el gasto público ya no tiene por dónde crecer.
En el plano general, teme que con una oposición débil, sin proyecto político, la “revolución” de Cristina probablemente seguirá avanzando, hasta convertirse en un poder no democrático.
¿Cuál es su evaluación de lo que está pasando en Argentina?
Argentina ha llegado a un punto en que ya no puede seguir creciendo a las tasas de años anteriores y que han estado empujadas en el último año por la demanda del sector público. La reelección de la Presidenta tuvo mucho que ver con el aumento del gasto público y eso lo dejó en situación de déficit que tiene que estar financiado con emisión monetaria. Lo que queda es hacer un ajuste del gasto público, y hay muchos frentes donde podría hacerse. Por ejemplo, en Argentina todavía se subsidia muy fuertemente la energía a los hogares de una manera muy ineficiente, porque se benefician por igual los pobres y los ricos.
¿Qué opciones quedan?
Veo que tienen muy pocas opciones, y se les ha complicado con la cuestión del pari-passu que dictaminó el juez Griessa en Nueva York, según el cual Argentina tiene que pagarle a todos los bonistas por igual. Aunque todavía no sabemos bien qué quiere decir todo esto, esto puede llevar al gobierno a un segundo default.
¿A través de qué proceso?
Un default técnico luego de que el gobierno diga que ya reestructuró la deuda, que quisiera poder cumplir con eso, pero que ahora cambiaron las condiciones; que este Griessa está haciéndole daño al país, que es un francotirador en Wall Street que quiere que sacrifique al pueblo argentino y que eso nunca lo va a hacer. Como dijo la presidenta:“Nos pueden robar la fragata, pero no la dignidad”. Entonces, va a dejar de pagar. Y ahí van a tener un montón de plata también, porque son pagos muy fuertes. Esta va a ser vía la más fácil, la que van a tener más cerca y la más populista.
¿Qué pasará de acá a las elecciones legislativas de octubre?
Había esperanzas de una “re-re”, una re-reelección, pero se están perdiendo. Igual creo que tienen ambiciones de quedarse ahí. Esta gente tiene un proyecto que se me aclara todos los días. No es un proyecto democrático, sino que uno en que la democracia se usa como herramienta para tomar un poder que no va a ser democrático. Si la sociedad lo soporta, no sé, pero el punto es que este es un movimiento en camino, una especie de revolución pacífica hacia la izquierda, hacia un sistema donde el Estado sea el que maneja directa o indirectamente los factores de producción. Creo que tienen la intención revolucionaria -y ellos se llaman revolucionarios- de continuar, pero como están en una democracia, necesitan el apoyo de los votos. Y ¿cómo pueden conseguirlo? Con populismo. Entonces, ninguna de las medidas económicas sensatas, dolorosas pero sensatas, se van a tomar.
¿Cuáles políticas populistas?
La inflación ya no es más un camino. Es cuestión de adivinar, pero yo lo que veo es otro repudio. Ya se están usando los fondos de los jubilados, que ya no está quedando nada. Una idea posible es, si la situación se les complica con Griessa y el pari-passu, lanzarse contra “estos mercados antiargentinos”. Entonces, por qué pagarles; por qué jugar las reglas del juego que ellos quieren. Otra posibilidad es que le suban las tarifas de electricidad a la clase media que salió a hacer el cacerolazo. Pero si este cacerolazo fue grande, el que viene va a desbordar hasta Chile.
¿Cómo espera que decante esta situación?
La situación, lamentablemente, no aguanta. El gobierno no tiene la cintura política de Lula, que habló para un lado y cuando lo eligieron se dio cuenta de que había que hacer otras cosas y llevó gente ortodoxa a manejar el Banco Central. Cuando esta gente se enfrenta a un problema se vuelve más heterodoxa. Veo que van camino a pegarse contra la pared, una situación que está muy cerca de un final, pero me cuesta entenderlo.
¿Por qué?
Porque no hay una oposición que dé una respuesta. Esta ha votado todas las leyes del gobierno, la nacionalización de YPF y la confiscación de los fondos de pensión. Quedó tan débil luego de perder escandalosamente contra Cristina que no se atreve a hacer nada que parezca antipopulista. Entonces, no tiene ningún proyecto. Y el que suba tendrá que hacer todo el desastre que debe hacer el gobierno si ajusta. A la gente en la calle no le va a caer bien, así como a los españoles no les cae bien lo que hace Rajoy. Lo mismo le va a pasar a la oposición en Argentina.
Sin conducción económica
Hay una duplicidad cambiaria y una brecha entre el dólar oficial y el paralelo creciente. ¿Preocupa?
Relativamente es un tema menor. Se puede vivir con gaps; en la región esa película ya la vimos, es complicado, va a haber filtraciones de capital. Lo relevante es que la inflación no está parando. Entre ambos temas, el cambiario podría ser importante porque antes, cuando la gente veía inflación, compraba dólares. Ahora se cerró esa salida. Pero como la gente no quiere tener pesos, porque se están devaluando en términos reales a 25%, que se va en inflación, entonces empiezan a comprar bienes y ahí usted tiene que la inflación se espiraliza. Cuando la inflación se acelera, la recaudación cae, porque viene indexada a los precios viejos, pero su gasto es a precios nuevos. Así, la pura inflación le trae más déficit fiscal. Si la cosa se acelera mucho, lo que se recaudó el mes pasado no vale nada. Entonces eso lo mata. Y ahí se acaba el gobierno; el helicóptero siempre está listo en la Casa Rosada.
Pero aún están lejos de eso...
Con la inflación uno nunca sabe; se puede espiralizar muy rápidamente. Cambiaron una condición muy importante al cerrarle la puerta al inversor chiquito. Puede ser que suba la tasa de interés de los bancos y eso lo mantenga al inversor adentro, pero los bancos van a quebrar, porque van a tener que empezar a pagar tasas más altas. El gobierno tendrá que pagar tasas más altas. Y se le espiraliza por ahí. Lo que hay que hacer, aunque sería milagroso, es que encuentren la manera de financiar el déficit a punta de que la gente acepte el impuesto inflacionario de 25% anual. Pero eso no existe.
¿Prevé una crisis de la magnitud de la de 2001-02?
Es diferente, porque acá pueden tomar medidas de control al movimiento de capital que no tomaron entonces. La dolarización ha desaparecido en gran medida, de manera que se le puede robar la plata a la gente más fácilmente. No es necesario ir a juicio. La inflación se la comen. Si la gente la aguanta, sí, tal vez existe otro equilibrio con alta inflación. Lo raro es que el gobierno es el primero al que no le gusta, pero qué va a hacer si la inflación se le duplica al 60%. Y eso yo lo veo a la vuelta de la esquina. En este momento van a tomar medidas, como subir los impuestos en una manera importante o reducir los subsidios.
¿Cómo ve al país en un año, empeorando o con esta revolución mejor cimentada?
Van a tener que buscar una manera de cimentarla mejor. Lamentablemente no hay ningún economista que yo conozca que esté trabajando con ellos. Está este señor Kiciloff [Axel, el viceministro de Economía], que dicen que es inteligente, pero yo no lo he visto nunca mostrar su inteligencia en ámbitos más o menos académicos. Preocupa quién va a agarrar las riendas de la economía, excepto que no sean riendas democráticas y que vayan hacia una dictadura.
¿Entonces va a estar peor?
Bueno, yo creo que la inflación no la van a poder parar. Digamos que el mejor escenario es que la inflación les va a quedar donde está. Posiblemente empiecen a hacer ajustes fiscales muy solapadamente, si ven que la inflación se les va.
Mire, si ellos pueden contar la historia de que Griessa es un francotirador y que esta es una revancha de Wall Street contra la Argentina, si usted le vende a la gente esa historia de que se trata de una guerra, la gente empieza a aceptar una serie de cosas. Si la venden bien es un Malvinas II. Los militares se hubiesen quedado en el poder para siempre si no hubieran perdido. Puede ser así: ya se está hablando mucho en el mercado que de acá a diciembre Argentina puede entrar en un technical default.
¿Cuál sería el efecto de eso?
Afecta al sector privado. El otro día me dieron un premio y tuve el mal tino de comprar yo los pasajes de Nueva York a Buenos Aires para que después me devolvieran los dólares. Y no me los pudieron dar. Lo arreglamos de otra manera, legalmente: me pagaron otro viaje que tenía que hacer, porque los dólares no me los pudieron pagar, no pudieron hacer la transferencia. Si algo tan insignificante como eso no se puede hacer, ¿quién le va a prestar al sector privado argentino? El proyecto puede ser muy bueno, pero el inversor no va a poder sacar su plata. Ahora, como quieren tener equilibrio en el comercio exterior, el importador tiene que poder exportar. Entonces Peugeot está exportando soja. Pero qué economía están creando. Es espantoso.
¿Identifica a alguien rescatable de la oposición, como referente?
Se habla de Scioli [Daniel, vicepresidente argentino]. Es un tipo mucho más sensato. Pero estamos a años luz de que Macri [Mauricio,jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires] y Binner [Hermes, gobernador de Santa Fe], acepten su liderazgo. Hasta ahora cada uno quiere jugar su juego, y al pueblo no le están ofreciendo nada. Honestamente, yo como votante en la Argentina y conociendo menos de lo que uno conoce profesionalmente, la vuelvo a votar a Cristina. Desde el punto de vista de la gente por lo menos está haciendo algo: gobierna. Y estos tipos están afuera quejándose y caceroleando. Eso es todo lo que pueden hacer.

EE.UU.: "Al precipicio fiscal se le da más vuelo del que tiene"

¿Espera que se llegue a un acuerdo para reducir el déficit fiscal de EEUU antes del 1 de enero?
Al precipicio fiscal se le da más vuelo del que tiene. Si llegara, habría que subir los impuestos, pero eso es un flujo. La economía se verá afectada, pero no la va a destruir. Se va a desacelerar, pero el descontento social va a afectar más a los republicanos, que ya perdieron la elección y perdieron feo.
No me preocupa.
¿Descarta cualquier roce con una recesión?
Sí. La cuestión es tener un proyecto que suene creíble y que cierre el déficit dentro de cierto horizonte. No esperaría grandes esfuerzos fiscales en 2013, porque sería matar estas hojitas verdes que están saliendo.
(...) A EEUU no le vendría mal un buen golpe inflacionario. Eso bajaría el salario real, pero bajaría también las deudas en términos reales. Licuaría la deuda. Con una inflación de 50% como la que nosotros en América Latina conocemos, el problema se acaba y la economía sale como un tiro. La deuda en términos reales caería, pero eso es políticamente imposible.
Igual, ¿qué tan fácil es crear inflación?
No es fácil. Por eso digo, no se preocupen tanto por el déficit. Si en principio sería buena una inflación un poco más alta, si reduzco el déficit estoy haciendo cosas que van a hacer que al final no suba, cuando yo quiero que suba.
La deuda de EEUU en la II Guerra Mundial era 120% del PIB. Al menos 40% o 50% de eso desapareció producto de la inflación.

"A Europa lo veo pero en seis meses"

¿Cómo evalúa la situación de Europa y la unidad del euro?
Soy muy pesimista. Hay una crisis crediticia y le han bajado la estimación de crecimiento a Alemania. La cosa seguirá mal. Pero el euro puede seguir en pie. No es obvio que a los países les convenga salirse, porque siguen teniendo deudas en euro. Si pesifica, como Argentina, eso es repudio. Están todos pegaditos, hemos visto que no se quieren mucho, y si de golpe aparecen los españoles que le dicen a los alemanes ‘no te pago más’ es peligroso. Si se separan van a terminar peor que antes. Y temo que la guerra será un mal natural. Creo que van a tener que mantener la unión, tendrán que mejorar la regulación, pero eso no quiere decir que habrá crecimiento.
¿Preocupa que España no pida asistencia y retrase la acción del BCE?
España mira a Grecia y entonces entiendo que exista una resistencia a eso, más porque España son varias Españas y puede partirse -Cataluña quiere salirse. Entonces, si no se mantiene cierto nacionalismo, cierto esprit de corps (espíritu de grupo), si siguen el camino de Grecia, los irritados van a aumentar.
¿Y si el BCE no interviene y las tasas se hacen insostenibles otra vez?
Con tasas de interés volando van a tener que hacer algo. No digo que no van a pedir un rescate, digo que van a hacerlo tarde. Pero quiero ver cuando llegue la troika y empiece a poner condiciones, cómo se sienten los españoles.
¿Cómo ve a Europa en seis meses?
Peor. Entraron en recesión otra vez y los políticos van a empezar a decir ‘tenemos que salirnos del euro’, con mucha presión interna. No sé que forma va a tomar.

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