Competitividad y tipo de cambio. La convertibilidad fue acusada de tener un tipo de cambio atrasado que habría provocado en la década del 90 un gran déficit de la balanza comercial, el deterioro y quiebra de muchas empresas argentinas y un aumento significativo del desempleo.
Para salir de aquella situación se llegó a la devaluación del tipo de cambio (bajo el nombre: "salimos de la trampa de la convertibilidad" o "volvemos a ser un país normal") que logró hacer mas "competitiva la industria argentina". Estas medidas fueron apoyadas tanto por los sectores empresarios como por los dirigentes sindicales. Los gremios más opositores al oficialismo sindical y a los "gordos" utilizaban el eufemismo "estamos de acuerdo en recuperar la política cambiaria" para justificar la devaluación. O sea que todos apoyaron una importante caída de los salarios en dólares.
Posteriormente, un "pilar del modelo económico actual" fue el tipo de cambio real alto, que básicamente significa salarios reales bajos en dólares. Esto favorecía la actividad tanto de las industrias competitivas como de las no competitivas al tener un tipo de cambio real más alto que el de equilibrio de largo plazo.
Es sabido por la experiencia internacional, y por la nuestra propia en el pasado que, en el largo plazo (dentro de los 60 meses) el tipo de cambio real vuelve al nivel de equilibro, como si fuera un péndulo porfiado, si no hacemos nada importante para cambiar la productividad. Es decir, los precios en dólares vuelven, dentro de ese lapso, aproximadamente a ser los mismos que antes de la devaluación.
Costo salarial en dólares. Veamos la elocuencia de las cifras. Durante la convertibilidad el salario medio mensual sujeto a aportes era de unos 940 dólares por mes, nivel que se mantuvo bastante estable por varios años. En esa década del 90 los salarios en Brasil estaban en los 400 dólares por mes, lo que dificultaba las exportaciones nuestras a ese mercado y también al resto del mundo.
Con la devaluación "competitiva" de 2002 se logró tener costos más bajos. Uno de los principales costos es el salarial que cayó de los 940 dólares por mes a 300 dólares por mes, por trabajador. La contrapartida fue que la pobreza aumentó de un 34% a un 56% de la población. Se estima que un 20 % de clase media pasó a clase baja: fueron los nuevos pobres. Progresivamente, la pobreza ha retornado a las cifras de fines de los 90 tomando en cuenta el nivel de precios real de las cosas, aunque desde que se aceleró el ritmo del aumento de precios, esa reducción de la pobreza no ha seguido su tendencia descendente.
En los últimos años el costo salarial no fue acompañado por el mismo ritmo de corrección del tipo de cambio, por lo cual nos encarecimos en dólares. Esto dificulta la exportación de muchos sectores, y facilita la importación ya que no hubo inflación internacional y sí en los costos locales. Por suerte también se encareció Brasil aunque, a pesar de eso, tenemos un déficit comercial descomunal con ese país.
Reactivación de demanda versus desinflación
Hace 1 mes
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