lunes, 23 de mayo de 2011

Ya no podemos competir con Brasil. Por Orlando Ferreres

No basta con un tipo de cambio real alto para competir con Brasil. La importancia de mantener las reglas de juego pesa mucho más que un tipo de cambio competitivo a la hora de la verdad, o sea, a la hora de coagular dinero líquido en inversiones de activo fijo y ocupar gente.
A partir de 2002/2003 hemos tenido un "tipo de cambio real alto" en tanto que Brasil siguió la política opuesta, ya que pasó de 3,80 reales por dólar en 2003 al 1,60 reales por dólar de la actualidad. Siguiendo los lineamientos indicados por los defensores de las "devaluaciones competitivas" se tendría que haber verificado un gran saldo negativo de Brasil con Argentina. Los hechos indican lo contrario, somos nosotros los que ahora tenemos un gran saldo negativo con Brasil.
Durante la convertibilidad, período en el que teníamos un "tipo de cambio atrasado", se verificó un importante superávit comercial con Brasil. Parece el mundo del revés ¿cómo puede explicarse este comportamiento contradictorio?




La explicación puede encontrarse en la radicación de industrias que define el MERCOSUR, dominado por Brasil, que hizo que la gran mayoría de las empresas importantes establecieran sus plantas productivas grandes allá.
Una vez radicadas allá, exportan al otro país, en este caso Argentina, por eso es que tenemos déficit comercial con ellos a pesar de que Brasil es mucho más caro que nosotros.
Los empresarios parecen razonar de esta manera: "No hay aranceles entre ambos países, en ese caso es mejor instalarse en Brasil que tiene un mercado interno más grande y, sobre todo, mantiene las reglas del juego. La Argentina tiene un buen mercado interno algo más chico, pero el problema principal es que siempre está pendiente del péndulo fatídico y además carece de una estrategia de largo plazo. A sus políticos no les preocupan las consecuencias de entrar en default cada tanto, de licuar el dinero con inflación alta y otras medidas heterodoxas".
Además, Brasil mantiene buenas relaciones con todos los países del mundo con lo cual les da confianza a los inversores internacionales, tanto de EE.UU. como de Europa, China, Japón y otras regiones. Las autoridades argentinas suelen enemistarse con muchos países y hasta el Canciller les paró un avión a los EE.UU. y los humilló gratuitamente, con lo cual no les da mucha gana de venir a invertir en Argentina.
Las inversiones generan comercio. Anteriormente se consideraba que generar comercio implicaba inversiones y ocupación. Actualmente la relación en el mundo es al revés: las inversiones generan comercio. Si la gran planta se estableció en Brasil, va a exportar desde allá, cualquiera sea el tipo de cambio real, no va a mudar sus plantas por 3 o 4 años de tipo de cambio real alto aquí, que después, cuando comienza a producir, se "vuelve tipo de cambio real bajo", siguiendo el péndulo fatídico. Lo único que se mueve por consideraciones cambiarias parece ser el turismo, que busca siempre el costo más bajo en dólares.
Brasil siempre ha querido ser "el más grande del mundo" cosa que antes nos generaba cierta sonrisa. Hoy, es una realidad. Además, más del 60 % del comercio mundial es entre empresas grandes, básicamente multinacionales, lo que Brasil aprovecha muy bien. Nosotros preferimos la Pyme, que está bien como emprendimiento, pero que no alcanza para competir en un mundo de multinacionales. Hoy nadie piensa en poner su Casa Matriz en Buenos Aires y menos después de observar los cambios de legislación con un decreto que ahora permiten al Estado -vía Anses- poner nuevos directores en las empresas privadas.
Hace 15 años atrás en 1994 y 1995, las inversiones externas en Brasil y Argentina eran similares alrededor de U$S 5000 millones. Actualmente, en 2010, la inversión externa directa fue de U$S 49.000 millones en Brasil y de u$s 6000 millones en la Argentina. Esto explica en buena medida nuestro contradictorio saldo del balance comercial con Brasil ¿Usted cómo cree que van a seguir las exportaciones entre estos dos países en los próximos años, independientemente de cual sea el tipo de cambio real con esos niveles diferenciales de inversiones externas directas?
Adicionalmente, los empresarios brasileños al incrementarse mucho el valor de sus empresas por el tipo de cambio revaluado del real, han colocado parte de su capital en la bolsa y con esos recursos han comprado empresas en diferentes países del mundo, muchas de ellas empresas importantes de la Argentina (Pérez Companc, Loma Negra, Swift, Quick Food, y otras grandes y medianas). Con la extranjerización de nuestro sistema productivo nos dominan doblemente. Esto que hace Brasil lo podemos llamar verdaderamente "estrategia de país a largo plazo", estrategia que Argentina no ha logrado tener.
Los empresarios argentinos, cuando el tipo de cambio estaba atrasado y sus empresas valían muchos millones de dólares, prefirieron vender sus compañía y colocar financieramente sus saldos líquidos en el exterior, antes que comprar más empresas en diferentes países, diversificando el riesgo empresario. Esto muestra un comportamiento muy distinto del empresario brasileño que ha elegido la segunda opción, convirtiendo a sus empresas en compañías de clase mundial.
¿Cuáles son nuestras alternativas dada la situación de hecho en la que hemos caído?: Creo que la mejor estrategia sería seguir el camino de Chile que ha establecido acuerdos de libre comercio con la mayor cantidad de países que ha podido. Esto es mucho más eficiente que seguir dentro de la estrategia del Mercosur, dominado por los intereses de Brasil.

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